Por: Marco Vera , Director General de New Units para el negocio de Gas Power de GE Vernova en América Latina y el Caribe.
México tiene la oportunidad de iniciar la consolidación de una reforma energética que no solo busca impulsar la competitividad, sino que también tiene como objetivo garantizar un futuro sustentable y accesible para todos. En este panorama, el Plan México, que contempla un portafolio de inversiones, nacionales y extranjeras, de 277 mil millones de dólares plantea metas ambiciosas, claras y a largo plazo, las cuales solo se podrán cumplir a través de una amplia coordinación entre el sector público y el privado. Esto es una gran noticia para nuestro país.
En las próximas semanas conoceremos las leyes secundarias para la industria eléctrica con el objetivo de que en el sexenio se amplíe la capacidad de generación por lo menos en 27 mil megawatts. La realidad es que se necesitará de bastante más tiempo para implementar los cambios en la normativa y regulación asociadas, que impulsen la Estrategia Nacional de Energía (ENE), la cuál cuenta con un horizonte de 15 años y destaca por fijarse metas como: aumentar el uso de fuentes renovables, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y modernizar la infraestructura energética. Los cambios en este sector deben planificarse con tiempo e involucrar no solo a expertos en la industria sino a grupos multidisciplinarios para evaluar las consecuencias y repercusiones de cada uno de las modificaciones propuestas.
Para cumplir con estos compromisos, la colaboración entre el sector público y privado será determinante, ya que si bien la Comisión Federal de Electricidad (CFE) será la responsable de 54% de la energía eléctrica nacional, el 46% restante estará a cargo de la inversión privada. Esto implica que las empresas especializadas en energía sean aliados estratégicos que ayuden con conocimiento (know-how), tecnología de punta, esquemas de financiamiento probados, y un sinfín de servicios claves para coadyuvar en la transición energética de México, tales como: soluciones en energías renovables, redes inteligentes y eficiencia energética que encajan perfectamente con las necesidades descritas en la ENE y en el Plan México.
Entre los aspectos más destacados de la reforma se encuentra la necesidad de desarrollar proyectos que integren energías renovables en el sistema nacional. México cuenta con un vasto potencial en recursos solares, eólicos y geotérmicos, pero enfrenta retos como la poca presencia de infraestructura moderna de transmisión, distribución y almacenamiento. El sector privado puede aportar su experiencia en la construcción de parques eólicos y solares, así como en tecnologías avanzadas de almacenamiento de energía, para superar estos cuellos de botella y acelerar la incorporación de las renovables.
La forma más rápida de crecer las energías renovables (solar y eólico), y sobre todo de manera controlada, es vía subastas de energía centradas únicamente en renovables (no tiene ningún sentido poner a competir proyectos renovables con térmicos) y por otro lado subastas dedicadas para proyectos de Ciclos abiertos. De esta manera se lograría una planeación y control del Estado respecto al número de megawatts requeridos en las diferentes zonas de distribución, ya que el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) y la CFE pueden determinar en qué zonas del país necesitan cierta capacidad de renovables, sobre todo para poder estar listos con los proyectos de Transporte y Distribución (T&D) necesarios para suministrar la energía.
Es muy clara esta frase: “no hay transición sin transmisión”. Si se pide capacidad firme o refuerzos en la red, justo ahí se pueden determinar esas necesidades por el operador del sistema, para que haya reglas claras y exista un piso parejo en dichas subastas.
Considero que la industria privada pondría toda su energía para ganar estos dos tipos de subastas. Los procesos serían totalmente transparentes y no habría discrecionalidad para adjudicar contratos sin licitación. Precisamente esto están haciendo, en este momento, muchos otros mercados eléctricos a nivel mundial, justamente para ayudar a sus propios sistemas a integrarse mejor con los proyectos renovables que van a crecer de forma exponencial.
Y es que no debemos dejar de lado que otro desafío importante es modernizar las redes de transmisión y distribución. De acuerdo con la ENE, casi la mitad de las líneas de transmisión eléctrica en México tiene más de 30 años, lo que limita la eficiencia y confiabilidad del sistema. En respuesta a la necesidad de modernización, las redes inteligentes permitirían una gestión más eficaz de la electricidad, facilitando la integración de fuentes intermitentes como el viento y el sol. Además, estas redes ofrecen una ventaja adicional: reducen las pérdidas de energía durante la transmisión, un beneficio crucial para un país que busca maximizar.
La creación de empleos verdes y el fortalecimiento de las capacidades nacionales son otros pilares de la ENE. Aquí, empresas como GE Vernova podemos contribuir no solo como proveedor de tecnología, sino también como impulsor del talento local. La transferencia de conocimientos y la capacitación de recursos humanos especializados garantizarían que México no sólo consuma tecnología extranjera, sino que también desarrolle capacidades propias para competir en el mercado global.
En resumen, el éxito del plan de energía nacional dependerá de la capacidad de México para movilizar todos los recursos disponibles y establecer alianzas estratégicas. GE Vernova tiene la experiencia, la tecnología y la visión para ser un jugador clave en este esfuerzo. Este 2025 celebramos nuestros primeros 129 años de presencia en México. Aprovechar el potencial de la industria energética no sólo acelerará el cumplimiento de las metas de la ENE, sino que también posicionará al país como líder regional en la transición hacia un futuro energético más moderno y sustentable.
Valiosos aliados y los modelos de subasta, ayudarán al Gobierno, encabezado por la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, a alcanzar sus objetivos de política energética y, sobre todo, a sentar las bases de sistemas energéticos más limpios que ayuden a México a avanzar hacia una transformación energética avanzada.
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