La empresa Shell ha intensificado sus estudios en el campo de gas Dragón, ubicado en aguas venezolanas, debido a la fecha límite de mayo impuesta por Estados Unidos para la cancelación de licencias relacionadas con proyectos energéticos en el país.
El buque de investigación Doña José II, con bandera colombiana, llegó recientemente a Venezuela para recopilar datos clave sobre sitios de perforación y el diseño de un gasoducto, en colaboración con la Compañía Nacional de Gas de Trinidad. Este proyecto busca garantizar el suministro de gas a Trinidad y Tobago, una nación que enfrenta una disminución en sus reservas y depende de fuentes externas para mantener su producción de gas natural licuado (GNL), amoníaco y metanol.
En 2023, Venezuela otorgó a Shell una licencia de 30 años para operar el campo Dragón, con la expectativa de que las exportaciones de gas comenzaran en 2026. Sin embargo, la administración de Donald Trump anunció recientemente la revocación de licencias otorgadas a empresas extranjeras, lo que pone en riesgo la continuidad del proyecto.
Funcionarios venezolanos han calificado las sanciones como una «guerra económica», mientras que Estados Unidos sostiene que el gobierno de Nicolás Maduro no ha tomado medidas suficientes para restaurar la democracia y garantizar el retorno de migrantes venezolanos.
Shell y sus socios tienen hasta el 27 de mayo para cesar operaciones en Venezuela, a menos que se logre una extensión de la licencia. Mientras tanto, la empresa sigue adelante con sus estudios para determinar la viabilidad del proyecto y prepararse ante posibles cambios en la política energética estadounidense.