Al inaugurarse el Foro “Avances y Perspectivas de México en el Cumplimiento de las Metas del Acuerdo de París 2019-2030”, organizado por la Comisión de Estudios del Sector Privado para el Desarrollo Sustentable (CESPEDES) y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) se concluyó que para que el país cumpla con sus metas de contribuir con el combate al cambio climático, son imprescindibles la generación de electricidad limpia, la movilidad sustentable y abatir la deforestación.
México fue uno de los primeros países en adherirse al Acuerdo de París, y por tal motivo se comprometió a reducir de manera no condicionada, el 22% de sus emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030, lo que implica alcanzar una reducción anual de emisiones de 211 millones de toneladas de dioxido de carbono (CO2), para pasar de 973 a 762 millones de CO2.
De este volumen a reducir, el sector de generación de electricidad deberá aportar 30%; el de transporte 23%, y el de uso de suelo y cambio de uso de suelo 22%, respectivamente, lo que significa que estos tres sectores representan el 75% de la meta.
Durante la inauguración del evento, el Lic. Andrés Albo Márquez, presidente de CESPEDES destacó que es fundamental que el Gobierno de México clarifique o establezca políticas públicas, que faciliten alcanzar las metas señaladas en los sectores referidos, y aporten certidumbre de largo plazo a las inversiones requeridas.
Por su parte, el director de políticas públicas del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Lic. Javier Treviño, destacó la importancia del acuerdo logrado esta semana entre el Gobierno de México y las empresas constructoras y operadoras de gasoductos, por las ventajas ambientales y económicas del gas natural respecto al combustóleo y al diésel, para dinamizar la actividad económica de la región sur y sureste del país.
Los especialistas participantes en el foro determinaron que es vital el incremento sostenido en el porcentaje de generación eléctrica proveniente de fuentes limpias (principalmente renovables) hasta llegar a niveles de entre el 35 y el 40% de la generación en 2030, a través de mecanismos claros y estables como las subastas y el mercado eléctrico, e invertir en la renovación de las seis refinerías con que cuenta el país, cuya tecnología es de los años 60s, y cuya operación es muy ineficiente y contaminante; revertir totalmente la deforestación y alcanzar tasas de reforestación positivas, destacando el papel insustituible de los ecosistemas, y que se facilite la creación y acceso a mercados de empresas comunitarias que vivan del aprovechamiento sustentable de los recursos naturales donde habitan; así como implementar una política robusta de transporte público masivo de calidad, y avanzar en el uso de vehículos híbridos y eléctricos, junto con un incremento sustancial en la eficiencia vehicular en general.
La mayor parte de estas medidas, sobre todo en el sector energético, no sólo son benéficas ambientalmente, sino rentables económicamente. Está claro que la generación con energía solar o eólica es ya más barata que los nuevos ciclos combinados a gas natural, combustible de transición y mucho más limpio y barato que el combustóleo y el diésel, previo a un futuro basado principalmente en fuentes renovables, almacenamiento eléctrico y captura de emisiones de CO2.
También se hizo énfasis en modernizar las líneas de transmisión eléctrica, que permita interconectar la electricidad limpia de los puntos de generación a los puntos de consumo, así como incorporar incentivos fiscales como en otros países, para incentivar la demanda de vehículos híbridos y eléctricos.
Finalmente, en el panel de conclusiones se destacó la necesidad de contar con políticas públicas coherentes y de largo plazo, y de actuar lo más rápido posible, en virtud de que se estima que el mundo cuenta con once años nada más para alcanzar un punto de inflexión en las emisiones, y mitigar el riesgo de una catástrofe climática y ambiental irreversible y fuera de control.