La Unión Europea (UE) está cerca de adoptar una prohibición total de las importaciones de gas ruso, con el objetivo de eliminar su dependencia energética antes de 2027. La Comisión Europea presentará esta semana las medidas legales que permitirán implementar el veto, diseñadas para ser aprobadas con mayoría reforzada, evitando posibles bloqueos por parte de países como Hungría y Eslovaquia, que han rechazado la iniciativa.
El comisionado de Energía de la UE, Dan Jorgensen, calificó como «una decisión poco prudente» la posibilidad de retomar las importaciones rusas en el futuro, incluso si se logra un acuerdo de paz en Ucrania. «Eso significaría repetir los mismos errores del pasado», enfatizó.
Antes de la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022, Moscú abastecía el 45% del consumo de gas europeo. Sin embargo, la dependencia ha disminuido hasta 19%, gracias a esfuerzos de diversificación energética, incluyendo acuerdos con Noruega, Estados Unidos y proveedores de gas natural licuado (GNL).
El debate sobre el futuro energético del bloque sigue dividiendo posturas dentro de la UE. Aunque la ministra de Energía de Austria, Elisabeth Zehetner, sugirió que el veto podría reconsiderarse si la guerra llegara a su fin, su gobierno reiteró su apoyo al plan de prohibición. «La UE debe mantener abiertas sus opciones para garantizar un suministro seguro y competitivo en el futuro», aclaró su oficina.
El impacto de la prohibición aún genera incertidumbre en el mercado, especialmente en países con alta dependencia del gas ruso, donde la transición hacia nuevos proveedores continúa siendo un desafío.