China ha consolidado una posición dominante en el sector energético de América Latina, controlando aproximadamente el 90% de las tecnologías solares y eólicas instaladas en la región, de acuerdo con datos recientes reportados por BloombergNEF. Además, su estrategia geopolítica incluye el dominio de cadenas de suministro de minerales críticos como el litio, el níquel y el cobalto, esenciales para energías renovables y la fabricación de vehículos eléctricos.
Hasta la fecha, 22 países latinoamericanos se han adherido a la Iniciativa del Belt and Road (BRI), un plan de inversión masiva en infraestructuras liderado por Beijing. Empresas chinas como State Grid y China Southern Power Grid han adquirido un control significativo en la distribución de energía en países como Chile y Perú.
Por otro lado, Estados Unidos ha expresado su preocupación por la expansión de la influencia china. Según el Council on Foreign Relations, el regreso de Donald Trump a la presidencia podría intensificar las tensiones geopolíticas con Beijing, derivando en conflictos por el acceso a recursos estratégicos en América Latina.