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Cuando un semáforo es siempre verde: Francia se acostumbra a los coches eléctricos


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Por Mikhail Smyshlyaev
Instituto para el Desarrollo de Tecnologías de Combustibles y Energía (IRTTEK)

En otoño de 2023, el Gobierno francés anunció la asignación de otros 200 millones de euros para apoyar el programa nacional de infraestructuras de recarga Advenir. El objetivo es crear 400,000 estaciones públicas de recarga de aquí a 2030. Desde 2016, Advenir ha desplegado 110,000 estaciones de este tipo. No parece mucho, pero el ritmo se acelera: el número de «estaciones de recarga» se ha cuadruplicado en los últimos cuatro años. Francia es el segundo país de Europa, después de los Países Bajos, con más estaciones de este tipo. Y estos 200 millones servirán para acelerar el despliegue de terminales de recarga, según el Ministerio de Transportes.

Estas medidas son sólo una parte de una acción a gran escala para apoyar a los fabricantes locales de coches eléctricos. Entre otras medidas, cabe destacar, por ejemplo, que en noviembre se dio a conocer un sistema patrocinado por las autoridades que pretende suponer un verdadero avance en el uso del coche eléctrico, y que permitirá a las familias con ingresos modestos tomar prestados coches eléctricos de fabricación europea por unos 100 euros al mes.

Todo este conjunto de medidas pretende multiplicar por 10 el número de coches eléctricos en Francia, hasta alcanzar la cifra de 13 millones. Si nos fijamos en los modelos de coches eléctricos más populares en Francia, el Tesla Model Y encabeza la lista. Le siguen el Peugeot 208 EV, el Dacia Spring y el Fiat 500e. En el top 10 de los coches eléctricos más populares entre los franceses, cinco están ocupados de forma constante por coches de producción local. Pero no menos constante es la presencia de modelos chinos, lo que preocupa bastante a los franceses.

Las autoridades francesas intentan proteger a los fabricantes nacionales anunciando a partir de enero de 2024 medidas de apoyo contra los competidores chinos que producen modelos más baratos y quieren hacerse un hueco en el mercado europeo. A partir de ahora, no sólo se tendrán en cuenta las emisiones de CO2, sino que cada coche eléctrico recibirá el llamado «bonus verde«, que se concederá a los automóviles más respetuosos con el medio ambiente.

Según las nuevas normas, fabricantes chinos como Dacia Spring y China MG, que utilizan carbón en su producción, no podrán optar fácilmente a la «bonus verde». Además, el Ministerio de Economía francés ha prometido endurecer los controles sobre las subvenciones estatales chinas para reciclar el litio, que se utiliza en la producción de baterías para coches eléctricos. Esto también afectará a China, que recicla hasta el 60% del litio mundial.

Está por ver si todas estas medidas ayudarán a los franceses a contener la avalancha china de coches eléctricos. Sin embargo, China tampoco ha renunciado aún a sus planes de duplicar su presencia de coches eléctricos en el mercado europeo de aquí a 2025 y probablemente tenga planes para adaptarse a las nuevas prohibiciones.

Los franceses también tienen muchos problemas internos. Relacionados con los mismos terminales de recarga, de los que sólo el 10% dispone de un modo de carga rápida. La cuestión parece que se va solucionando poco a poco, el Gobierno ya ha anunciado las empresas ganadoras para la instalación de estaciones de recarga rápida y les proporcionará subvenciones de 106 millones de euros y una inversión total de 330 millones para construir miles de estas estaciones, casi todas con una capacidad de 150 kW. Curiosamente, el gigante del petróleo y el gas TotalEnergies recibirá casi 10 millones del Gobierno para instalar puntos de recarga en el marco del proyecto Hureu 2.

Mientras tanto, en un contexto de creciente popularidad de los coches eléctricos, el uso de la gasolina en Francia ha disminuido, con una cuota en septiembre del 34% frente al 37% de hace un año. El uso del diésel ha caído drásticamente: el 9% actual frente al 14% de hace un año. Y pensar que en 2012 la cuota del diésel en Francia era del 72%. Si los franceses consiguen sustituir los coches eléctricos hasta este nivel, será un verdadero avance del que otros países, especialmente los que dependen de las importaciones de energía fósil, tomarán nota.

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