Por Kathya Santoyo
En un mundo donde la tendencia tecnológica ha evolucionado indiscutiblemente hacia la conexión en la nube, la industria de los edificios permanece rezagada: opera con sistemas desconectados, datos aislados en silos, tecnologías on-premise, soluciones personalizadas y dependientes de equipos de operación en sitio.
En este contexto, Honeywell propone reimaginar el edificio inteligente como una plataforma conectada, autónoma y resiliente que responda a la volatilidad del mercado energético y a los crecientes riesgos operativos y regulatorios.
Uno de los factores críticos es la energía. La compañía advirtió que su costo «probablemente crecerá rápidamente y de maneras inesperadas«, impulsado por el aumento de la demanda, especialmente en los picos de verano. Este fenómeno exige un replanteamiento radical sobre cómo operan los activos inmobiliarios en el nuevo ecosistema energético, ya que se espera que genere un desajuste estructural entre la generación y la distribución.
La forma en que se compra y consume energía tendrá que transformarse. Honeywell prevé riesgos de desabasto en el corto plazo, lo que obliga a los operadores a entender cómo, cuándo y dónde se consume la energía en sus activos. Esta comprensión es el primer paso en el camino hacia la autonomía.
Sudhakar Janakiraman, presidente de Honeywell Building Solutions, abrió el evento destacando que «el futuro está en pasar de la automatización a la autonomía«. Bajo esta premisa, la compañía propone una nueva generación de edificios capaces de autoanalizarse, identificar ineficiencias, prevenir fallas y ejecutar acciones sin intervención constante.
La conectividad entre sistemas, personas y operaciones es, según Janakiraman, el primer paso hacia esa autonomía. Respondiendo a ese escenario, Honeywell rediseñó su arquitectura digital para que un edificio pueda integrarse a la nube «en cuestión de horas y desde el primer día«, sin sobrecargar a los departamentos de TI. El sistema está pensado para ser modular, escalable, nativo en la nube y centrado en dispositivos móviles, con capacidades de análisis continuo y herramientas activadas bajo demanda.
De infraestructura pasiva a activo energético
Durante la segunda jornada del evento, Juan Picon, President Americas, Building Automation, de Honeywell, contextualizó la magnitud del reto: “Este es un sector técnico, complejo y con barreras altas de entrada. Pero ahora, los desafíos se intensifican”. Uno de los más alarmantes: la escasez de mano de obra especializada. Para 2030, se estima que quedarán sin cubrir 85 millones de empleos calificados en el mundo. Solo en Estados Unidos, la cifra se aproxima a los siete millones. En verticales como salud, el déficit superará los 10 millones de vacantes.
La operación de edificios modernos exige hoy habilidades múltiples: conocimiento mecánico, eléctrico, y también dominio de IT y OT. A esto se suma la presión del cambio climático.
“El 40% de las emisiones de CO₂ en EE.UU. proviene del sector de edificios. De ese total, 30% corresponde a la operación diaria. Es urgente abordar este problema”, señaló.
Los costos también son alarmantes: mantener un hotel de 200 habitaciones cuesta entre 400,000 y 800,000 dólares al año; un hospital, entre 25 y 30 millones; y un centro de datos, más de 10 millones. Frente a esta realidad, la industria necesita soluciones que simplifiquen la operación, reduzcan el costo de mantenimiento y sean escalables ante nuevas regulaciones.
“Honeywell tiene presencia en 10 millones de edificios a nivel global. El reto no es construir nueva infraestructura, sino transformar la existente”, subrayó.
Según estimaciones, el 85% de los edificios que estarán en operación en 2050 ya han sido construidos.
La propuesta de la compañía se basa en tres pilares: datos, conectividad y automatización en la nube. “Todo lo que desarrollamos está conectado por defecto”, explicó. La plataforma Honeywell Forge permite interoperar con equipos propios y de terceros, habilitando funciones como mantenimiento predictivo, optimización energética y eficiencia operacional.
“Nuestros sistemas son agnósticos en términos de hardware, y eso nos permite resolver problemas complejos en tiempo real para clientes exigentes”.
Balancear generación y demanda en tiempo real
Por su parte, Sunil Prajapati, director general de Honeywell Sustainable Building Technologies, cuestionó la inercia de la industria. “Muchos edificios aún operan bajo la lógica de ‘si funciona, no lo toques’. Pero que un sistema funcione no significa que sea eficiente u optimizado. El desperdicio energético es silencioso, no da alertas, solo aparece en tus estados de cuenta”, indicó.
Prajapati planteó un nuevo modelo: pasar de edificios pasivos (que solo consumen energía) a edificios activos, capaces de generar, almacenar, responder a la demanda e incluso vender energía excedente a la red.
“Esto transforma la energía de ser un costo a convertirse en una fuente de ingreso. Ya no se trata de tiempo en la red, sino de habilitación inteligente de la red”.
En este contexto, Honeywell presentó su infraestructura para microredes: sistemas solares, baterías, celdas de combustible y controladores integrados que permiten balancear generación y demanda en tiempo real. Esto responde a una realidad: el costo de la electricidad sigue subiendo (entre 6 y 7% anual), los apagones son más frecuentes y el 90% se debe a fallas en la distribución. Además, los edificios son responsables de entre 37% y 40% de las emisiones globales de carbono.
La estrategia incluye herramientas de gestión energética, controles de carga, despacho inteligente de baterías y servicios digitales potenciados por IA. Todo sobre una infraestructura cibersegura.
“Este mercado ya es real. Mueve 20 mil millones de dólares y premia no al que consume energía, sino al que la usa con inteligencia”, concluyó.
Con esta visión, Honeywell reafirma su apuesta por un edificio reimaginado: inteligente, resiliente y generador de valor. La conectividad ya no es opcional; es la base para adaptarse a la escasez de talento, los nuevos modelos regulatorios y un mercado energético volátil. “Nuestros edificios deben ser activos energéticos, no solo bienes raíces”, concluyeron.
El evento también sirvió para detallar la estrategia de conectividad de Honeywell. Saurabh Banerjee, vicepresidente de estrategia, explicó que la compañía realizó una investigación global para definir cuatro necesidades universales entre operadores de edificios: tiempo de actividad, eficiencia energética, cumplimiento normativo y ciberseguridad. A partir de estos pilares, se diseñó un ecosistema que permite conectar, gestionar y escalar soluciones según las prioridades específicas del cliente.
El directivo presentó la arquitectura de este nuevo ecosistema como una tienda de aplicaciones. Una vez conectado el edificio, el usuario accede a una serie de módulos especializados: desde mantenimiento predictivo hasta reportes regulatorios personalizados o paquetes de ciberseguridad OT.
«Lo que queremos es dar opciones según el valor que se desea generar», explicó. El sistema permite acceder a datos en tiempo real, realizar acción remota y cumplir con normativas locales como la Local Law 97 de Nueva York, la cual demanda una reducción de emisiones de 40% para los edificios más grandes de la ciudad hacia 2030.
La estrategia responde también a cambios profundos en el mercado energético. Según Honeywell, el modelo de adquisición de energía en los próximos cinco años cambiará radicalmente.
«Nuestros clientes están recibiendo ofertas de sus proveedores para recomprar energía no consumida a precios hasta diez veces superiores al valor de compra», comentaron en el evento.
Esto obliga a implementar herramientas de gestión de carga, almacenamiento, y control de demanda. Honeywell destacó el uso de preenfriamiento, baterías y almacenamiento térmico como mecanismos viables para estabilizar costos y reducir la dependencia de la red.
En paralelo, la compañía señaló la urgencia de abandonar sistemas obsoletos como Windows 10 (que dejará de recibir soporte en octubre de 2025) o las líneas telefónicas POTS. También advirtió sobre la vulnerabilidad de tarjetas de proximidad, que pueden ser clonadas con dispositivos disponibles en el mercado. En su lugar, propuso adoptar credenciales digitales, lectores Blue Diamond y sistemas de comunicación vía red celular.