Por Israel Gama
Para enfrentar los actuales retos del Sistema Eléctrico Nacional se requiere de la libre competencia, sin perder de vista que el Estado debería garantizar el acceso a insumos básicos como la transmisión, para el desarrollo del país.
El Sistema Eléctrico Nacional (SEN) está pasando por un momento complicado porque aproximadamente desde el 2015 no se realizan inversiones robustas en transmisión que vayan a la par con el crecimiento de generación, situación que es más evidente en las zonas de mayor saturación de nueva capacidad, que incluye tanto centrales convencionales como renovables.
Debido a que la red de transmisión no creció en proporción similar a la nueva capacidad instalada, hoy estamos viendo las consecuencias de ese rezago en temas como congestión, líneas débiles y operando fuera de sus límites de diseño, lo cual se refleja en la necesidad de hacer refuerzos cada vez más grandes y onerosos, y que son repercutidos de manera individual a las nuevas centrales.
Global Energy entrevistó en exclusiva a Casiopea Ramírez Melgar, Socia de Fresh Energy Consulting, para platicar sobre el panorama actual del SEN y las implicaciones que conlleva el acuerdo emitido por el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) que impedía el acceso al SEN de nuevas plantas de energía renovable, así como la Política de Confiabilidad, Seguridad, Continuidad y Calidad en el Sistema Eléctrico Nacional, dada a conocer por la Secretaría de Energía (Sener) el mes pasado.
“Para crecer, el país requiere de electricidad y lo que actualmente necesitamos es asegurar que haya suficiente generación para atender la demanda del país y tener las vías para llevarla a aquellas zonas donde más se necesite. No es eficiente desaprovechar el excedente de generación de zonas como Sonora, donde hay una gran capacidad de generación tanto convencional como renovable, con precios muy competitivos, cuando en el resto del país hay regiones de mayor consumo o incluso con déficit de generación y que por la falta de líneas de transmisión no se puede llevar esa energía hasta aquellos lugares donde más se necesita”, aseguró la experta en temas energéticos.
De acuerdo con Ramírez Melgar, para aprovechar los recursos energéticos de una mejor manera y hacer llegar energía accesible, renovable y continua a todos los lugares del país, se requiere de dos factores: replantear la organización del SEN para robustecer la infraestructura de transmisión y detonar las inversiones en el sector eléctrico como una de las medidas para reactivar la economía
Uno de los argumentos que utilizó el Gobierno Federal para emitir el Acuerdo del CENACE fue la actual situación del confinamiento por la pandemia de Covid-19, sin embargo, el hecho de que el documento no delimitara una vigencia fue lo que provocó que los operadores afectados con esta medida quisieran tener muy claro hasta cuándo se va a aplicar este tipo de disposiciones, además de cuestionar si las medidas eran proporcionales y no indebidamente discriminatorias.
Si bien el SEN ha mostrado algunos eventos críticos como justificación para presentar este Acuerdo, para Casiopea Ramírez éstos no están directamente relacionados con las renovables en pruebas durante la pandemia, ya que algunos de estos eventos tuvieron lugar incluso en 2019. “Cuando una planta eléctrica entra en operación, los impactos a la red se deben a que se está probando que los equipos funcionen y cumplan con los parámetros técnicos de nuestra regulación, y sólo en caso de que alguno falle es cuando se presentan los disturbios, pero eso no es exclusivo de las renovables, sino que podría suceder a cualquier equipo eléctrico que esté en pruebas”.
“Las afectaciones a la red de un generador convencional en período de pruebas son considerablemente mayores que las que pudiera ocasionar una central renovable, por temas de escala de sus unidades de generación, por lo cual la medida no es proporcional. Además, CENACE tiene la facultad de programar las pruebas en períodos donde la red esté más estable y pueda tener menos repercusiones, sin necesidad de cancelar todas las actividades”, explicó Ramírez, quien agregó que, en este sentido el Acuerdo no estuvo bien dimensionado y por ello es que hubo resistencia por parte de los operadores y del sector en general.
“Si las condiciones de la red eran tan críticas durante el período inicial de la pandemia, y la operación del sistema podría comprometerse por las pruebas de nuevas centrales, el CENACE debió haber suspendido las pruebas para todo tipo de centrales, no sólo para las renovables, ya que esta medida iba mucho más acorde con las buenas prácticas y los protocolos de emergencia que tenemos hoy en día, además de que no hubiera sido discriminatoria, ni hubiera puesto en riesgo algunas inversiones”, afirmó.
Para la socia de Fresh Energy Consulting la mejor opción para enfrentar los nuevos retos energéticos del país es la libre concurrencia y competencia, sin perder de vista que el objetivo del Estado debería ser garantizar el acceso a los insumos básicos para el desarrollo del país, aunque no necesariamente sea él quien los provea.
“Nosotros como consumidores requerimos energía eléctrica para poder llevar a cabo nuestras actividades diarias, y para ello necesitamos garantizar que ese suministro eléctrico sea continuo, confiable, sustentable y asequible; es decir, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en su calidad de Suministrador de Servicios Básicos debe tener el interés de encontrar al mejor proveedor que le pueda entregar la energía más económica y en términos de continuidad, eficiencia y sustentabilidad, para generar un beneficio en el país. Si ese proveedor es la propia CFE a través de sus filiales de generación, qué bien, pero si no lo es, no debería poner límites a la competencia en la generación ni en el suministro eléctrico porque el más perjudicado es el propio consumidor final, quien paga las cuentas”, concluyó.