Por: Alejandra Maribel Barragán Martínez. Académica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Anáhuac México
Basar la estrategia energética de un país en fuentes de origen fósil generará vulnerabilidades que impactarán tanto a las empresas proveedoras de electricidad como a los consumidores finales. Además de la degradación ambiental e impactos en la salud pública, se producirán afectaciones económicas por las fluctuaciones en los precios de los combustibles y por los elevados costos de operación y mantenimiento que requieren este tipo de centrales eléctricas.
Sin mencionar el alto impacto que este tipo de generación tiene en el cambio climático, depender de hidrocarburos que no se produzcan localmente expone a los países a riesgos geopolíticos ante restricciones de suministro de los países exportadores. Los países que basan su planeación energética en combustibles fósiles quedan rezagados en la transición hacia sistemas eléctricos sostenibles y eficientes afectando su competitividad; por el contrario, invertir en tecnologías limpias permite obtener precios de electricidad más bajos y menos volátiles.
Particularmente, existen acuerdos internaciones que exigen la reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Si algún país suscrito a estos acuerdos no alcanzara las metas comprometidas, es probable que pierda su reputación internacional, sus relaciones diplomáticas y el acceso a fondos e inversiones privadas. Para el caso del Acuerdo de París, aunque éste no incluye sanciones directas, sí existe una creciente presión internacional para adoptar medidas de cumplimiento, que van desde sanciones comerciales hasta el bloqueo de acceso a ciertos mercados.
Ante este escenario, la energía nuclear resurge como respuesta estratégica en la transición energética global, ya que, para construir un sistema eléctrico confiable y eficiente que responda a la creciente demanda de electricidad con un enfoque sostenible, se requiere de tecnologías limpias, que aprovechen los recursos disponibles y que cuenten con una capacidad de generación constante. Específicamente, la generación nuclear al no depender de las condiciones climáticas, ofrece una alta estabilidad en el suministro eléctrico, utilizándose como carga base al igual que las termoeléctricas, con factores de planta de más del 85%.
Es importante resaltar que la energía nuclear y las centrales térmicas convencionales funcionan bajo el mismo principio, convierten la energía térmica en energía eléctrica a través de turbinas y generadores. Sin embargo, la fuente de calor es diferente. Mientras que las centrales térmicas queman combustibles fósiles, liberando GEI, las centrales nucleares aprovechan la energía liberada en la fisión nuclear y no contribuyen al calentamiento global. En este proceso, un átomo de uranio-235 se divide en fragmentos más pequeños al ser colisionado por un neutrón, liberando una gran cantidad de energía que se utiliza para generar vapor y producir electricidad de manera limpia y eficiente.
A pesar de los tres graves accidentes nucleares ocurridos en las últimas siete décadas de operación nucleoeléctrica (Three Mile Island (EUA, 1979), Chernóbil (Ucrania, 1986) y Fukushima (Japón, 2011)), la energía nuclear sigue siendo considerada una de las opciones más seguras para generar electricidad. Los accidentes han llevado a cambios significativos en las políticas y regulaciones, así como a una mayor conciencia pública sobre los riesgos asociados con la energía nuclear. Bajo una estricta supervisión regulatoria, la industria nuclear ha implementado una serie de medidas para mejorar la seguridad de las plantas, incluyendo la mejora de los diseños de los reactores, la implementación de múltiples capas de seguridad y el desarrollo de procedimientos de emergencia.
En Europa, Estados Unidos y Asia, la energía nuclear es vista como un complemento ideal para las energías renovables, debido a su contribución en la estabilidad de la red eléctrica. Además, los gobiernos y la industria están trabajando en el desarrollo de nuevas generaciones de reactores nucleares más seguros y eficientes, así como en la búsqueda de soluciones innovadoras para el ciclo del combustible nuclear. Un ejemplo son los reactores nucleares modulares, de hasta 300 MW, que son más compactos, rentables y seguros que los tradicionales, y pueden instalarse gradualmente en áreas reducidas con menores tiempos de construcción.
En este contexto, Francia se destaca como un referente mundial en este sector, ya que actualmente más del 60% de su matriz eléctrica proviene de tecnologías nucleares. La confiabilidad de la generación nuclear ha llevado a Francia a potenciar su desarrollo industrial y tecnológico. Por su parte, Corea del Sur ha experimentado un rápido crecimiento económico en las últimas décadas, impulsado en parte por su inversión en energía nuclear y el desarrollo de una industria nuclear nacional propia.
En el caso específico de Japón, después de casi 12 años de la tragedia de Fukushima, decidió emprender acciones para desarrollar y construir reactores de nueva generación, principalmente en los terrenos de instalaciones nucleares desmanteladas, de acuerdo con lo declarado por su primer ministro Kishida Fumio el 10 de febrero de 2023 (nippon.com). Pese al riesgo nuclear, el gobierno japonés considera que esta fuente de energía contribuye a la seguridad energética nacional y a la descarbonización.
Estados Unidos, por su parte, está intensificando sus esfuerzos para aumentar su capacidad de generación nuclear. Actualmente, esta fuente energética ya suministra aproximadamente el 20% de la electricidad total del país y representa casi la mitad de su energía libre de carbono. Empresas como Mycrosoft, Google y Amazon están apoyando dicha expansión. De acuerdo con la estimación del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), publicada en 2023, sobre generación eléctrica por medios nucleares, se espera que la capacidad de generación nucleoeléctrica en América del Norte se incremente en 48% para 2050.
Mycrosoft motivado por la creciente demanda de sus centros de datos firmó un acuerdo con Constellation Energy para comprarle energía por 20 años al reactor nuclear que se reactivará en Three Mile Island, el cual se busca inicie operaciones en 2028. Mientras que Google firmó un acuerdo para comprar energía de reactores nucleares modulares próximos a construirse (se espera que el primero de ellos esté operando en 2030). Amazon por su parte, invertirá en el desarrollo de reactores modulares con la empresa X-Energy, además, adquirió por 650 millones de dólares un centro de datos que será alimentado por la central Three Mile Island (The New York Times, 18 de octubre de 2024).
El objetivo es claro, el esfuerzo internacional se debe enfocar en desacelerar el cambio climático, y para lograrlo, se deben buscar tecnologías limpias como la nuclear que no solo ofrece una generación constante de electricidad sino que durante su operación no emite GEI. Su alta densidad energética la posiciona como un factor clave para la competitividad internacional y la seguridad energética, al tiempo que genera empleos y garantiza una estabilidad eléctrica crucial para el desarrollo de las naciones. Además, su historial de seguridad, con una tasa de incidentes mortales significativamente menor que otras industrias, sumado a los avances tecnológicos en reactores más seguros y eficientes, la convierte en una tecnología digna de ser considerada.