El crecimiento acelerado de la inteligencia artificial está generando presión sobre los sistemas energéticos a nivel global. Según un nuevo informe de Greenpeace, la producción de semiconductores para IA demandó cerca de 984 gigavatios-hora (GWh) de electricidad, lo que representa un incremento del 350% en comparación con el año anterior.
Este aumento en el consumo energético provocó que las emisiones asociadas se cuadruplicaran, al pasar de 99,200 a 453,600 toneladas de CO₂ equivalente en solo un año. Greenpeace advirtió que si no se toman medidas, la demanda eléctrica global para esta industria podría alcanzar los 37,238 GWh en 2030, una cifra superior al consumo total actual de electricidad en países como Irlanda.
El informe también destaca que la fabricación de chips se realiza principalmente en economías del este de Asia —como Taiwán, Corea del Sur y Japón— donde el suministro energético sigue dependiendo en gran medida de combustibles fósiles, lo que intensifica el impacto ambiental.
Desde la perspectiva energética, Greenpeace señaló que la fabricación de semiconductores es una de las actividades más intensivas en consumo eléctrico dentro de la cadena de suministro tecnológica. La organización hizo un llamado a integrar fuentes renovables en la matriz energética de los países productores para mitigar el impacto climático asociado a este crecimiento.
El informe se suma a las preocupaciones del sector energético sobre cómo las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, pueden modificar la demanda global de electricidad, exigiendo mayor capacidad instalada, mejoras en eficiencia y una transición energética más acelerada.