El gobierno de Estados Unidos ha decidido finalizar la licencia otorgada a Chevron en 2022 para exportar petróleo venezolano, una medida que tiene importantes implicaciones para la economía de Venezuela, que depende en gran medida de sus exportaciones petroleras.
Desde 2022, bajo la administración de Joe Biden, Chevron había reanudado exportaciones de crudo venezolano, en un intento por flexibilizar las sanciones en el contexto de negociaciones políticas entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana. Sin embargo, la crisis política en Venezuela y los resultados controvertidos de las elecciones de 2024, junto con el cambio de administración en EU, llevaron a revisar la política de sanciones.
En 2024, Venezuela exportó un promedio de 934,465 barriles de petróleo diario, de los cuales 252,000 fueron enviados a EU, según datos de Reuters. A pesar de que estas exportaciones representaron solo el 3.5% del total de las importaciones de petróleo de EU, su suspensión representa un duro golpe para la economía venezolana, que había experimentado una leve recuperación gracias a la flexibilización parcial de las sanciones. En febrero de 2024, EE. UU. era el segundo mayor comprador de petróleo venezolano, después de China, que recibió 503,000 barriles diarios en el mismo período.
La revocación de la licencia también se enmarca dentro de la política de sanciones más estrictas implementadas bajo la administración de Donald Trump y reafirmadas por la Casa Blanca tras las tensiones políticas en Venezuela. Expertos sugieren que la eliminación de las licencias petroleras podría ser parte de una presión internacional renovada contra el gobierno de Maduro.
El impacto de esta medida será observado en la economía venezolana, que ya ha sufrido años de hiperinflación y escasez. Sin embargo, la participación de Chevron en la producción de petróleo en Venezuela representa un cuarto de la producción nacional, lo que implica que la salida de la empresa del mercado podría frenar el crecimiento reciente de la industria petrolera del país.
Este cambio en la política estadounidense y su repercusión en las exportaciones de petróleo marcará un nuevo capítulo en la relación entre EU y Venezuela, con posibles efectos en las negociaciones políticas internas y en la economía global del petróleo.