“Saber hablar es saber callar
Saber que no siempre se debe hablar”
–Octavio Paz
Por: Miriam Grunstein
No hay quehacer más abominable que deber opinar sin la información necesaria para hacerlo. Los que se niegan a emitir opiniones infundadas son, algo así, como la resistencia. Son algo así como una élite gloriosa que combate silenciosa y discretamente la desinformación. No me incluyo en ella –al menos no invariablemente. La presión por aflojar la boca, antes de llenar el cerebro, puede ser brutal al grado de batir babas sobre cualquier tema. Confieso haber sucumbido más de una vez.
En mi caso, debo entregar esta columna a Global Energy México el día hoy, justo en el hiato tan incómodo entre el anuncio de la presentación de las leyes secundarias y la publicación oficial de los anteproyectos. ¡Halas! Es posible que la publicación de esta columna sea justo el día o justo después de que se publique el anteproyecto, por lo cual el destino natural de ésta debería ser el basurero virtual.
Sin embargo, creo que, fuera de la coyuntura específica, hay una reflexión que podría merecer compartirse.
Hace unos días, en la “Mañanera del Pueblo”, se presentó un Power Point con algunas generalidades de las leyes secundarias correspondientes al sector energético que, según entiendo, al día de hoy, están aún en Consejería Jurídica en espera de ser presentados a la cámara de origen. Minutos después, por los chats de energólogos circulaban “anteproyectos” diversos de la Ley del Sector Eléctrico, la Ley de la Comisión Nacional de Energía y la Ley del Sector Hidrocarburos, todas ellas, en versión Word. Poquito más tarde, llegaban a mí resúmenes de ChatGPT de los anteproyectos.
Cuando estudié Derecho el siglo pasado, entendí que una fuente formal de derecho es la ley, la cual requiere pasar por un proceso determinado para ser válida. Que yo sepa, ni un Power Point, ni una versión en Word y menos el resumen de un robot son fuentes de derecho. ¿Qué opinión tengo de lo que viene? Prefiero reservármela, so riesgo de repetir algunas cosas que otros ya dijeron o aportar estupideces. Creo que mis lectores merecen más.
¿Por qué la presidenta anunció las nuevas leyes antes de hacerlas públicas? Lo más probable es que hubo premura política de presentar lo que ya está negociado.
¿Es un avance o un retroceso? No lo sé. Soy abogada y analizo leyes, no Power Points.
¿No siento FOMO (Fear of Missing Out) si no opino aquí y ahora? Sí, pero me preocupa más adelantarme y, en lugar de ofrecer primicias, proferir estupideces.
¿Qué es lo que por el momento no puedo callar? El júbilo de ver la justicia energética que promete ser puesta en ley por primera vez en la historia de México. Ahora falta ver cómo cubrir esa deuda histórica.
Eso es todo lo que debo decir, por el momento, además de que me queda la duda de que la cita que encabeza esta columna sea un verso de Octavio Paz.
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