Por Alejandra Maribel Barragán Martínez, Académica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Anáhuac México
Ante la necesidad actual de diversificar las fuentes de generación eléctrica e incrementar el aprovechamiento de energías limpias para garantizar el suministro eléctrico futuro, es prioritario contar con una red de transmisión y distribución eléctrica robusta y moderna, capaz de enfrentar los desafíos actuales como la creciente demanda de energía, las nuevas centrales de generación con tecnologías intermitentes, el cambio climático, la centralización, la generación distribuida, etc. Sin embargo, es claro que para el escenario mexicano actual, la infraestructura de transmisión eléctrica es insuficiente, por lo que es indispensable tomar acciones inmediatas.
Para enfrentar estos desafíos, CFE en su Plan de Financiamiento 2025 indica que la principal estrategia para este año se enfoca en impulsar la ejecución de proyectos de infraestructura en sectores de generación, transmisión y distribución, considerando problemas clave como sobrecarga en transformadores, afectaciones en la generación y fallas en la calidad de la energía, como variaciones de voltaje e interrupciones.
Y aunque el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN) establece que la gestión del sistema eléctrico busca prioritariamente satisfacer la demanda de energía y mejorar la confiabilidad del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), de los proyectos de ampliación y modernización de la Red Nacional de Transmisión (RNT) iniciados entre 2015 y 2023, 208 para CFE Transmisión y 168 para CFE Distribución, 194 proyectos de Transmisión y 135 de Distribución aún no se concluyen, ubicándose en distintas etapas desde estudios previos, análisis y revisión, por concursar, contrataciones, y ejecución/construcción (donde se identifican las mayores demoras). Se prevé que entre el segundo semestre de 2024 y 2030 se concluyan los proyectos pendientes.
Entre los principales retrasos se encuentra el incremento en la capacidad de transmisión del corredor Teotihuacán-Texcoco de 400 kV (P21-CE1), pieza clave en el suministro eléctrico de la Zona Metropolitana del Valle de México, cuya entrada en operación planeada para diciembre de este año se recorrió a diciembre de 2030.
Aunque el plan nacional es completo y ambicioso, enfrenta problemas logísticos importantes como una lenta ejecución en los proyectos, riesgos de alta congestión en zonas de crecimiento acelerado (por industria y nearshoring) y necesidad de una mayor inversión.
Los proyectos identificados están enfocados en sustituir equipo por obsolescencia, incapacidad para operar con nuevas tecnologías y reconfiguración de la topología; ejemplos son las subestaciones Zocac en Veracruz y Valle de las Palmas en Baja California.
De los proyectos de Transmisión, 51 se enfocan en líneas, 57 en bancos de transformadores, 52 en compensación del factor de potencia (potencia reactiva) y 48 en modernización. Respecto a Distribución, el enfoque fue hacia bancos de transformadores (nuevos y sustituciones).
Entre los proyectos clave también destaca la adición de 18,854.4 MVA de nueva capacidad de transformación en CFE Transmisión y 3,941 MVA para CFE Distribución. Respecto a la compensación de potencia fija y dinámica, se construirán 11,475 MVAr.
Según datos del PRODESEN 2024-2038, los proyectos de ampliación de la RNT instruidos por SENER a CFE Transmisión constituyen un total de 5,719 km-c de nuevas líneas de transmisión, repartidos en 2,908.1 km-c para tensiones de 400 kV, 1,205.3 km-c para 230 kV y 1,558.3 km-c para niveles de subtransmisión de 69 a 161 kV, de los cuales la mayor infraestructura será en los estados de Sinaloa, Coahuila, Chihuahua, Hidalgo, Estado de México y Guanajuato. Se espera que este año se adicionen 2,802.1 km-c de líneas de transmisión.
Cabe destacar que a finales de 2024, México contaba con 111,063 km-c de líneas de transmisión y 899,425 km-c de líneas de distribución, por lo que lo planeado solo representa el 5.1% de la infraestructura actual de transmisión. Esto no responde a la necesidad de crecimiento de la red para satisfacer los requerimientos que exige una transición energética sana.
Siguiendo los datos reportados en el PRODESEN actual, hacia 2030 el incremento en las líneas de subtransmisión (69kV, 85kV y 138 kV) será prácticamente nulo. Es importante tener presente que no invertir en este tipo de líneas afectará de manera significativa la eficiencia y confiabilidad del SEN, ya que estos niveles de tensión conectan las líneas de alta tensión (230 kV y 400 kV) con las redes de distribución (menores o iguales a 34.5 kV).
Las consecuencias de no invertir en líneas de subtransmisión afectarán el suministro regional, aumentando el riesgo de pérdidas técnicas como sobrecalentamiento de conductores (pérdidas por efecto Joule) y deterioro de los materiales aislantes (puede provocar corto circuito debido a arcos eléctricos), así como riesgo de fallas como transitorios (picos y caídas de voltaje) y distorsiones (armónicos, parpadeos y desequilibrio de fases).
Bajo el escenario actual, es claro que no basta con solo satisfacer la demanda, es indispensable reducir los costos de suministro, al aumentar la generación por medios limpios y operar con eficiencia energética para minimizar congestiones y pérdidas, incorporando tecnologías de Redes Eléctricas Inteligentes (REI) para optimizar el sistema.
Las REI cuentan con características técnicas, operativas y de control que le permiten manejar la variabilidad en la generación, suministrar y recopilar datos en tiempo real, como el voltaje, la corriente y la temperatura, para identificar problemas y tomar medidas correctivas.
Frente al auge de la generación distribuida y su futura implementación masiva, así como la integración eficiente a la RNT de sistemas centralizados de energía proveniente de fuentes renovables variables, como la solar fotovoltaica y la eólica, es inevitable planear sistemas de REI.
La modernización de las redes nacionales de transmisión y distribución es vital para acelerar la transición energética que tanto necesita México, pero si no se cuenta con una inversión decidida y una logística clara, la seguridad del sistema y la integración de energías renovables estarán en riesgo.