Por: Marisa Miranda
Hoy en día, la Organización Mundial de la Salud estima que 3.8 millones de muertes anuales a nivel global están relacionadas con la contaminación del aire en los hogares, debido al uso de leña en tareas domésticas. En México, esta problemática todavía afecta a las comunidades más vulnerables, y provoca enfermedades, pobreza energética y desigualdad de género, además de contribuir a la contaminación ambiental.
El programa de sustitución de leña, promovido por la Fundación GLP Transforma México, representada por Samuel Garza, director Ejecutivo; y Grupo CIITA, busca aportar una solución a esta crisis. La iniciativa tiene el objetivo de mejorar la calidad de vida de las comunidades rurales y garantizar el suministro de gas LP como una alternativa más saludable y limpia, que además reduce el impacto ambiental.
Una realidad alarmante
A nivel nacional, entre 18 y 20 millones de personas en México aún cocinan con leña, de las cuales 19 millones dependen exclusivamente de ese recurso, y otros 8 millones combinan su uso con gas LP. Estas cifras revelan una dependencia profunda: el consumo de leña per cápita varía entre 2 y 3 kilogramos por día, y muchas familias destinan hasta el 20% de sus ingresos para su adquisición. Como resultado, la leña se posiciona como el combustible residencial más utilizado en el país, al cubrir el 40% de la energía total consumida en los hogares y el 80% en zonas rurales.
El impacto de esta situación va más allá de la salud individual. La quema de leña no solo genera problemas respiratorios, cardiovasculares y cáncer, sino que también perpetúa la desigualdad de género, ya que son las mujeres y niñas quienes suelen encargarse de recolectarla, una actividad a la que destinan en promedio 5.5 horas diarias en esta tarea. Este tiempo podría ser aprovechado en otras actividades productivas o educativas. Adicionalmente, el uso de leña contribuye a la deforestación y a las emisiones de dióxido de carbono, lo que incrementa los efectos del cambio climático.
Enfoque multidimensional
Ante este panorama, el programa de sustitución de leña de la Fundación GLP surge como una intervención necesaria y urgente. Actualmente se han implementado tres proyectos piloto en los estados de Oaxaca, Yucatán y Durango, con la colaboración de Gente Gas, una organización guatemalteca con más de 32 años de experiencia en proyectos sociales de este tipo. En Durango, el programa se centra en la comunidad de La Ciudad, perteneciente al municipio de Pueblo Nuevo, donde ya se han identificado aproximadamente 600 hogares participantes.
En conjunto con Intergas, una empresa distribuidora de gas LP, el programa enfrenta un reto único en estas comunidades. Aunque el acceso a la leña es fácil y barato debido a la presencia de aserraderos locales, los residentes no siempre son conscientes del daño a la salud y al medioambiente que conlleva su uso. Estudios realizados en la zona, mediante sensores de calidad del aire instalados por Intergas, revelan índices elevados de contaminación que superan los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que indica una relación directa con la quema de leña.
El principal objetivo del programa en Durango, es reducir el uso de leña en la comunidad La Ciudad. De acuerdo con Eduardo Canuz, director de proyectos de GenteGas S.A., los primeros datos revelan que los niveles de partículas contaminantes en el aire alcanzan hasta 400 microgramos por metro cúbico en algunos momentos del día, cuando el límite establecido por la OMS es de 24 microgramos. Esa exposición prolongada afecta de manera desproporcionada a las mujeres, niñas y niños, quienes pasan más tiempo cerca de los fogones.
Para lograr la sustitución efectiva de la leña, el programa ofrecerá un kit de cocina compuesto por una estufa de GLP, una olla de presión y un comal, para atender las necesidades específicas de las familias. Las intervenciones pasadas que fracasaron, detalla Canuz, no tomaban en cuenta las realidades locales, como la necesidad de cocinar grandes cantidades de frijoles o tortillas, lo que obligaba a los usuarios a volver a la leña. El uso de ollas de presión, por ejemplo, permite reducir el tiempo de cocción de dos horas a solo 40 minutos, lo que hace más eficiente el consumo de gas.
Además del equipo de cocina, el programa incluye una educación financiera para ayudar a las familias a planificar sus gastos en gas, y capacitaciones para explicar los beneficios de las estufas de GLP y cómo usarlas de manera segura y eficiente.
Un potencial no aprovechado
Uno de los hallazgos más reveladores del programa es el potencial de mercado que representan las comunidades rurales que aún dependen de la leña. Estudios preliminares muestran que las familias tienen una capacidad de pago de aproximadamente 185 pesos semanales para comprar leña, lo que demuestra que, con una distribución adecuada y precios accesibles, podrían sustituir la leña por gas LP sin comprometer su economía familiar.
El programa de sustitución de leña también busca demostrar que existe una oportunidad de negocio para el sector de gas LP en estas comunidades. Se estima que más de 20 millones de personas en México aún dependen de la leña, lo que representa un mercado sin explotar. A medida que el programa avance, se espera generar un modelo sostenible que no solo mejore la calidad de vida de las familias, sino que también contribuya al crecimiento económico del sector energético.
Por otra parte, un aspecto clave de este programa es el uso de tecnología avanzada para monitorear el progreso, específicamente la instalación de sensores para medir el uso de las estufas de gas y de leña. Con estos datos recopilados, al equipo del programa podrá ajustar las estrategias. Además, se emplearán algoritmos y mensajes SMS para motivar a las familias a utilizar sus estufas de gas y para proporcionarles consejos sobre cómo hacer un uso más eficiente del combustible. Con esta información, se espera poder replicar el modelo en otras comunidades rurales de México y expandir el impacto positivo del programa a nivel nacional.
Salud, medio ambiente y equidad de género
El programa de sustitución de leña promete tener beneficios duraderos para las comunidades participantes. En términos de salud pública, la reducción de la quema de leña disminuirá la incidencia de enfermedades respiratorias agudas, problemas cardiovasculares y cáncer de pulmón, especialmente entre las mujeres y los niños, los más vulnerables.
Desde una perspectiva ambiental, el programa contribuirá a la reducción de las emisiones de CO2 y a la preservación de los bosques. De acuerdo con datos proporcionados por la Fundación GLP, cada año en México se pierden 997 millones 490 mil 692 kilogramos de leña no renovable, lo que equivale a una devastadora pérdida de árboles que no se recuperará en muchos años. Al reducir la demanda de leña, el programa ayudará a mitigar esta destrucción ambiental.
Finalmente, en términos de equidad de género, el programa liberará a las mujeres y niñas del arduo trabajo de recolección de leña, permitiéndoles dedicar más tiempo a otras actividades, como la educación o la generación de ingresos.
Te puede interesar
Néstor Martínez Romero y Carlos Armando Lechuga liderarán PEP y Pemex TRI
Expertos debaten la transición energética en México Energy Talks 2024