Por Kathya Santoyo
La descarbonización puede parecer un objetivo contradictorio desde la industria de petróleo y gas, pero para Roy Calder, quien lidera la estrategia de nuevas energías en AVEVA, tiene todo el sentido: “Esta es la única industria con suficiente capital para hacer cambios reales, siempre que exista el impulso adecuado”, afirma.
Su enfoque se basa en lo que llama “las cuatro R”: reducir el consumo energético, reemplazar los combustibles convencionales por renovables, reciclar a través de economía circular, y remover CO₂ mediante captura y almacenamiento. Cada eje avanza a distintos ritmos dependiendo de la región, pero el reto central es el mismo: transformar la operación industrial desde sus cimientos.
Datos como catalizador del cambio
La propuesta de valor de AVEVA se centra en el uso avanzado de datos industriales. “Lo que ofrecemos es la capacidad de generar, gestionar y aprovechar datos para optimizar procesos”, explica Calder en exclusiva para Global Energy. Esta información es clave para calcular las emisiones, mejorar la eficiencia energética, y diseñar nuevas inversiones con base en simulaciones precisas.
El concepto de gemelo digital cobra aquí relevancia. No se trata solo de un modelo digital de ingeniería, sino de una plataforma que combina operación física y análisis predictivo: “Diseñas un entorno físico donde tu operación puede desarrollarse de forma óptima y sustentable”, dice. Sin embargo, advierte que el mayor obstáculo no es la tecnología: “Los datos están ahí, el problema es la justificación económica”.
Una regulación aún fragmentada
En Europa, las emisiones están gravadas con hasta 40 euros por tonelada de CO₂, pero la captura cuesta cerca de 100 dólares por tonelada. Esto genera una brecha que solo puede cerrarse mediante subsidios o marcos regulatorios claros. “Necesitamos un marco común para gestionar las emisiones a nivel global, pero no lo tenemos”, señala Calder. La falta de consenso político ha frenado avances significativos incluso en organismos multilaterales como la COP o el Foro Económico Mundial (WEF).
Ante la dificultad de realizar grandes transformaciones de forma individual, AVEVA trabaja con el WEF en el desarrollo de clústers industriales: zonas donde diversas industrias –refinerías, petroquímicas, operaciones portuarias– comparten infraestructura y recursos para descarbonizar de forma colectiva. Ya existen 35 clústers activos en el mundo.
“La idea es que estos espacios combinen generación de hidrógeno, captura de carbono y almacenamiento, apalancados con datos digitales que permitan optimizar su funcionamiento”, explica. Aunque los planes existen, su implementación avanza con lentitud. Calder estima que en los próximos 12 a 18 meses se verá una aceleración en este modelo.
Digitalización en una industria envejecida
El experto detalla que el sector energético ha invertido durante décadas en automatización, lo que ha generado grandes volúmenes de datos. Sin embargo, la mayoría de los activos siguen siendo antiguos, y muchos carecen de modelos integrados que permitan trazar el impacto de toda la cadena de valor.
Esto es especialmente relevante para medir las emisiones en sus tres alcances (scope 1, 2 y 3). “Hoy, muchas compañías solo ven sus emisiones directas. Pero los datos para evaluar el ciclo completo están ahí, solo que no forman parte de los sistemas tradicionales”, explica.
¿Y México?
Cuando se le pregunta por América Latina, y en específico por México, Calder asegura que el reto es dejar de trabajar de forma aislada. “Por ejemplo, Pemex tiene una cadena integrada, desde producción hasta el mercado minorista. Si esa cadena se gestiona como un clúster, se puede optimizar no solo el consumo energético, sino toda la economía del negocio”.
El valor está en compartir datos y anticipar la demanda, lo que permitiría una mejor planeación, eficiencia operativa y reducción de costos. “Se trata de tomar decisiones con visión de futuro, no solo en tiempo real. Pero eso solo es posible si se conoce el mercado y se entiende el valor de los datos”, dice.
El concepto de gemelo digital está en evolución, y AVEVA apuesta por un modelo que combine ingeniería, operación y análisis. Calder imagina un futuro cercano donde los operadores interactúen con sistemas tipo Siri o Alexa, capaces de diagnosticar problemas y sugerir soluciones en tiempo real: “Es como reemplazar al mentor experimentado de planta por una herramienta más inteligente. Eso hará más atractiva esta industria para las nuevas generaciones”, concluye.






