El mercado mundial del Gas Natural Licuado (GNL) experimenta una expansión significativa impulsada por la crisis energética y la creciente demanda de gas como combustible de transición, especialmente tras la invasión rusa a Ucrania en 2022. Este escenario ha llevado a varios países a anunciar y desarrollar proyectos de producción y exportación en los últimos años.
Un informe del grupo climático Reclaim Finance revela que grandes bancos y fondos de inversión han destinado más de 400 mil millones de dólares al financiamiento de nuevas terminales de GNL desde 2022. De acuerdo con el estudio, entre 2022 y 2024 se completaron 107 terminales: 8 de exportación y 99 de importación, lo que incrementó la capacidad global de exportación en un 7% y la de importación en un 19%.
Estados Unidos lidera la producción y exportación de GNL a nivel mundial, superando a Qatar y Australia en 2023, según datos de la Administración de Información Energética (EIA). Las exportaciones estadounidenses alcanzaron un promedio diario de 11,9 mil millones de pies cúbicos, un 12% más que en 2022, y se prevé un crecimiento continuo para los próximos años.
No obstante, la Agencia Internacional de Energía (AIE) advierte sobre un posible exceso de oferta hacia el final de la década, lo que podría reducir los precios del gas en la Unión Europea de un pico de 70 dólares por MBtu en 2022 a 6,50 dólares en 2030. A nivel global, existen planes para desarrollar 156 nuevas terminales de GNL en los próximos años, un fenómeno que genera inquietud entre expertos climáticos por el impacto ambiental, incluido un posible aumento de hasta 10 gigatoneladas de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.
En Europa, la capacidad de GNL podría crecer en 121 millones de toneladas métricas al año para 2030, aunque la disminución en la demanda ha llevado a que la tasa de utilización de muchas terminales caiga por debajo del 50%.
Pese a las advertencias sobre un posible sobreabastecimiento y el impacto en el medio ambiente, los desarrolladores continúan apostando por el GNL como un combustible clave durante la transición energética.