Luis Vielma Lobo (*)
Recientemente el Director General de PEMEX en una entrevista a los medios, explicó el significado que ha tenido para la empresa productiva nacional haber detenido la caída de producción, gracias a la incorporación de alrededor de veinte nuevos campos, con base en la estrategia de re-exploración (exploración de jardín), tomando en consideración áreas cercanas a campos explotados y ya maduros, un concepto que ha permitido a muchas empresas administrar periodos coyunturales que se presentan por diferentes razones.
La re-exploración es una estrategia que se ha utilizado en el pasado cuando los sistemas petroleros de las áreas explotadas muestran que las condiciones de ese subsuelo, en particular, se extienden más allá de las delimitaciones de yacimientos o campos explotados, y la existencia de abundante información permite la reducción de costos, pues solo se adquiere aquella que inevitablemente se requiere como complemento. Adicionalmente, este tipo de re-exploración facilita la ubicación de las localizaciones, la perforación de pozos exploratorios y su conversión a desarrollo, con el fin de incorporar la producción de esos pozos lo más rápido posible y aprovechar las instalaciones disponibles; este proceso es conocido como “producción temprana”. De modo que esta es una estrategia adecuada en tiempos de incertidumbre, necesidad de producción y demanda atractiva, la cual favorece los precios de los hidrocarburos, tal y como está sucediendo en estos tiempos, donde las economías se han venido recuperando y el conflicto Rusia-Ucrania ha incorporado otro elemento de incertidumbre geopolítica, acentuando, de esa manera, los problemas de oferta e incrementando de los precios de los hidrocarburos en toda la cadena de valor.
Estos buenos resultados, señalados por el Director General de PEMEX, no deben desviar a la empresa nacional de la importancia de seguir adelante con la exploración de otras áreas del país con estimaciones que superan los 100 MMMbpce de recursos prospectivos, de los cuales alrededor del 57% se consideran no convencionales, porque las características geológicas de estas formaciones, el tipo de yacimiento y sus características físicas, no podían ser explotados económicamente con las tecnologías de extracción tradicionales, ya que necesitaban en su momento, procedimientos especiales para su recuperación.
Los avances tecnológicos logrados en la intervención de pozos han convertido esos “procedimientos especiales” en una práctica de aquellas empresas que han dedicado inversión y talento para su desarrollo, con pozos horizontales y técnicas de fracturamiento hidráulico, los cuales han logrado incrementar la producción de los pozos verticales originalmente perforados, en más de cinco veces (de unos 130 bpd a más de 1550 bpd). Estas experiencias, sin duda, son una referencia para PEMEX a fin de aprovechar esa extraordinaria cantidad de recursos prospectivos que tiene.
La historia petrolera, en sus más de cien años, ha sido una evolución continua, comenzando por la detección de áreas geológicas atractivas, la definición de localizaciones, la perforación de pozos, su producción-optimización, y luego el transporte y posterior refinación y procesamiento petroquímico, donde sus derivados son materia prima esencial. A lo largo de esta historia, Estados Unidos ha jugado un rol de liderazgo innovador en muchos sentidos, y sobre todo en el desarrollo de tecnologías que buscan incrementar el valor de los activos.
Un ejemplo interesante, y de referencia particular, por el impacto que ha tenido cincuenta años después, tiene que ver con la explotación de un área en el centro de Texas, en Estados Unidos, conocida como Midland, cuyo descubrimiento como yacimiento petrolero data de 1920, detonando desde ese mismo año una intensa actividad de perforación. En Midland, la perforación y desarrollo comercial ocurrió en 1948, más de veinte años después, con la introducción del fracturamiento hidráulico desarrollado por la compañía Amoco en 1947, tecnología que hizo rentable el desarrollo de esta área logrando duplicar la producción de los pozos. En 2010 se dio otro gran paso tecnológico con la perforación de los primeros pozos horizontales. Los cuales tenían alrededor de 1,100 metros (3600 pies) en la sección horizontal, y en un año la longitud horizontal se había incrementado hasta unos 2,200 metros (7,400 pies), lográndose producciones del orden de los 1,200 bpd, un incremento de más del 400%. Hoy en día esta área de Midland es una de las tres subcuencas del denominado “Permian”, área que aporta más de 5 MMbped (40%) a la producción del país, y causante de ser el primer productor del mundo por encima de Rusia y Arabia Saudita.
En México existe un gran potencial prospectivo de este tipo de recursos en las provincias geológicas de Burro-Picachos, Burgos, Chihuahua, Sabinas, Tampico-Misantla y Veracruz, en donde se han detectado diversos sitios (plays) con potencial de aceite y gas en lutitas. Estas lutitas de origen marino, de considerable espesor, y ricas en carbono orgánico, son muy similares con las zonas productoras del Cretácico y Jurásico en el sur de Estados Unidos, en particular en Eagle Ford y Haynesville, respectivamente. La identificación de estos sitios (plays) de gas y aceite en lutitas en la región norte de México están basados en el análisis de más de mil pozos, y de información geológica y geofísica generada en más de setenta y cinco años de exploración por PEMEX.
De acuerdo con los estudios geológicos y geoquímicos efectuados en Tampico-Misantla, se considera el aceite como el hidrocarburo predominante en las formaciones Pimienta y Agua Nueva, y el gas seco y húmedo, en las cuencas Sabinas-Burro-Picachos-Burgos predominantemente. Con base a lo anterior se ha estimado que los recursos ascienden a 60.2 MMMbpce, de los cuales 141 MMMMpce corresponden a gas de lutitas y 32 MMMbp de aceite y condensados.
De tal magnitud es el tamaño de la oportunidad que tiene la empresa productiva nacional, que representaría una transformación profunda en la manera de hacer las cosas. El reto principal que tiene es cómo organizarse para explotar, – no explorar – estas áreas, siguiendo los conceptos de re-exploración, ubicando las localizaciones lo más cerca posible de instalaciones existentes, buscando la incorporación de la producción temprana, Asimismo con conceptos de Laboratorios Integrados de Campo, tener el adecuado seguimiento a las tecnologías que se vayan introduciendo, desde las intervenciones a pozos ya conocidas por sus técnicos, hasta esquemas de contratación y financiamiento de estos proyectos. En resumen, un reto único para PEMEX y con un gran impacto en el PIB de la región y sobre todo para la nación y sus ciudadanos.
(*) Luis Vielma Lobo, es Director General de CBMX Servicios de Ingeniería Petrolera, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Petroleros, AMESPAC; colaborador de opinión en varios medios especializados en energía y autor de varios libros.