Por Yolanda Villegas y Dino Barajas *
México tiene una extensión territorial de 1,964 millones de kilómetros cuadrados y una población de 106.7 millones de habitantes (Villagomez & Bistrain, 2008), y presenta una tasa de crecimiento poblacional del 1.4%. La precipitación media en el territorio nacional es de 77 milímetros, pero existen tres características con base en las cuales está limitado el aprovechamiento del agua:
(i) la distribución temporal -pues la lluvia ocurre en los meses de junio a septiembre y el resto del año escasea-
(ii) la distribución espacial de la precipitación -que es bastante dispar en el territorio-
(iii) la distribución poco equilibrada de la población -puesto que el 77% de la misma se ubica en el norte del país, que es la zona donde la disponibilidad natural del agua es del 31% (Jiménez, Torregrosa, & Aboites, 2010).
En cuanto a fenómenos meteorológicos extremos, nuestro país enfrenta desde ciclones tropicales intensos hasta sequías que azotan muchas regiones del país, causando a su paso grandes pérdidas económicas. El agua en México enfrenta retos para lograr su conservación y su uso eficiente. No obstante, el marco normativo impide en gran medida el logro de objetivos nacionales para mejorar la gestión del agua.
La reforma a la Ley de Aguas Nacionales en el año 2004 trajo como consecuencia muchos problemas en la administración del recurso hídrico, basta por mencionar algunos la falta de indicadores claves en la publicación de la disponibilidad de agua, las vedas, reservas y reglamentos, la clasificación de los cuerpos de agua, el mercado del agua, entre otros. Por ello se requiere de una Reforma que permita a las autoridades del agua en México trabajar al amparo de una ley ágil y moderna.
Es claro que en nuestro país existe sobre-concesión en las cuencas y en los acuíferos. Además, hay múltiples tomas de agua ilegales que no han sido clausuradas por las autoridades y se tiene además que la actividad de irrigación agrícola presenta desperdicios de agua al inundar las tierras. Estos temas deben corregirse puesto que “en muchas regiones […] pero sobre todo en el norte del país, el agua es un recurso extremadamente escaso que no satisface las necesidades humanas cotidianas y elementales” (Sandré & Guzmán, 2012, pág. 281).
Así las cosas, frente a la propuesta de Reforma a la Ley de Aguas Nacionales, es trascendental que el legislador y nosotros como ciudadanos comprendamos la alternativa de implementar en México nuevas tecnologías que permitan la exploración y explotación de aguas subterráneas ultraprofundas, sobre lo cual platicaremos en la siguiente entrega.
Autores:
Yolanda Villegas es Doctora en Ciencia y Tecnología graduada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Monterrey (Tec de Monterrey), y cuenta con Maestría en Derecho Internacional (MDI) por la Escuela de Graduados en Administración Pública y Políticas Públicas (EGAP) del Tec de Monterrey y Licenciatura en Derecho por parte de dicha institución. Adicionalmente, ha cursado Diplomados en Cornell University (Ithaca, New York) Georgetown University (Washington, D.C.) Université de la Sorbonne (París, Francia), y Harvard University (Boston). Tiene un libro publicado en materia de Derechos Humanos, y otro más en temática del Agua, así como diversas publicaciones en revistas académicas a nivel internacional. Fue Presidenta Nacional de los EXATECs, y actualmente es Consejera de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Dino Barajas es socio de DLA Piper y es el co-chair de la práctica de finanzas y corporativo de América Latina. Centra su práctica en el desarrollo y financiamiento de proyectos nacionales e internacionales, con énfasis en proyectos de infraestructura latinoamericanos, financiamientos de deuda y fusiones y adquisiciones. Se graduó de la Facultad de Derecho de Harvard en 1993 y de UCLA en 1990.