El embalse de la presa Ingeniero Carlos Ramírez Ulloa, en Guerrero, se encuentra en un preocupante nivel de sequía, con solo el 54% de su capacidad máxima de almacenamiento. Esta situación se atribuye al incremento en el uso del agua para la generación de energía eléctrica.
En 2021, Guerrero utilizó cerca de 3,000 millones de metros cúbicos de agua en termoeléctricas, lo que representó el 69.2% del agua consumida en el estado y el 3.5% del consumo total a nivel nacional. La presa El Caracol, que es la de mayor afluencia en Guerrero, opera actualmente a la mitad de su capacidad de almacenamiento.
Además del problema energético, la deforestación en Guerrero es una preocupación significativa. Según la Comisión Nacional Forestal (Conafor), entre 2001 y 2018 se deforestaron 239,614 hectáreas en el estado. La deforestación tiene un impacto en la retención de agua en los acuíferos y la escasez tanto en el nivel freático como en el caudal de los ríos.
La sequía en la presa Ingeniero Carlos Ramírez Ulloa puede afectar la disponibilidad de agua para otros usos, como la agricultura y el consumo humano. La deforestación también puede tener efectos negativos en la biodiversidad y la estabilidad del ecosistema.
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