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La caída en los costos de la energía limpia puede impulsar la acción climática en la recuperación pos-COVID-19

Mientras la industria de los combustibles fósiles está siendo golpeada por el COVID-19, las energías renovables han alcanzado su punto de máxima rentabilidad, de acuerdo con un nuevo informe publicado. La caída en los costos es una oportunidad para que los gobiernos prioricen las energías limpias en sus paquetes de recuperación económica pos-COVID-19 con miras a cumplir los objetivos del Acuerdo de París.

El reporte de Tendencias globales en la inversión en energías renovables 2020, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Centro de Colaboración de la Escuela de Frankfurt y el PNUMA, y BloombergNEF (BNEF), analiza las inversiones de 2019 y los compromisos de energía limpia asumidos por los países y las empresas para la próxima década.

De acuerdo con el informe, ya está planificada la instalación de 826 gigavatios (GW) de nueva capacidad de energía renovable no hidroeléctrica para 2030. Sin embargo, se requerirán 3,000 GW adicionales en la próxima década para que el mundo logre limitar el aumento de la temperatura global en menos de 2 ºC a fines de siglo, el objetivo principal del Acuerdo de París.

Las inversiones planificadas para 2030, de alrededor de US$ 1 billón, están incluso por debajo de los US$ 2.7 billones comprometidos en favor de las energías renovables en la década pasada.

El informe muestra que la caída en los costos de instalación implica que las inversiones futuras pueden ofrecer mayores resultados de los esperados. En 2019, la capacidad de las energías renovables, excluyendo las grandes represas hidroeléctricas de más de 50 MW, creció 184 GW, 12% más que en 2018. Este aumento se logró con inversiones de US$ 282,200 millones, sólo 1% más en que en el año anterior.

Según el informe, gracias a las mejoras tecnológicas, las economías de escala y la feroz competencia en las subastas, el costo nivelado de la electricidad continuó disminuyendo en los casos de las energías eólica y solar. Los costos de electricidad de las nuevas plantas solares fotovoltaicas en la segunda mitad de 2019 fueron 83% más bajos que una década antes.

«Cada vez son más las voces que piden a los gobiernos usar los planes de recuperación pos-COVID-19 para crear economías sostenibles. Esta investigación demuestra que la energía renovable es una de las inversiones más inteligentes y rentables que podemos impulsar», dijo la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen.

“Si los gobiernos aprovechan la disminución en los costos de las renovables para poner la energía limpia en el centro de la recuperación económica, darán un gran paso hacia un mundo natural saludable, que es una de nuestras mejores pólizas de seguro contra las pandemias”, dijo Andersen.

En la última década, la energía renovable ha ido captando una parte dominante del mercado de generación de electricidad con combustibles fósiles. En 2019, la inversión en renovables, excluyendo las grandes centrales hidroeléctricas, fue más de tres veces mayor que en las nuevas plantas de combustibles fósiles.

Casi 78% de los GW netos de capacidad de generación agregados globalmente en 2019 provienen de las energías eólica, solar, de biomasa y desechos, geotérmica y de pequeñas hidroeléctricas.

«Las energías renovables como la eólica y la solar ya representan casi 80% de la nueva capacidad de generación de electricidad. Los inversores y los mercados están convencidos de su fiabilidad y competitividad», dijo Svenja Schulze, ministra de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear de Alemania.

«La promoción de las energías renovables puede ser un motor poderoso para la recuperación de la economía después de la crisis de la COVID-19, con la capacidad de crear empleos nuevos y seguros», agregó Schulze.

“Al mismo tiempo, las energías renovables mejoran la calidad del aire y por ende protegen la salud pública. Al promover las energías renovables en el marco de los paquetes de estímulo económico del nuevo coronavirus, tenemos la oportunidad de invertir en la prosperidad futura, la salud y la protección del clima».

En 2019, se marcaron muchos otros récords, de acuerdo con el informe:

  • Las mayores adiciones de capacidad de energía solar en un año, de 118 GW.
  • La mayor inversión en energía eólica marina en un año, con US$ 29,900 millones, lo que equivale a un aumento de 19% interanual.
  • La mayor financiación en favor de un proyecto solar, con US$ 4,300 millones para Al Maktoum IV en los Emiratos Árabes Unidos.
  • El mayor volumen de acuerdos corporativos de compra de electricidad de fuentes renovables, con 19.5 GW en todo el mundo.
  • La mayor capacidad otorgada en subastas de energía renovable, con 78.5 GW en todo el mundo.
  • La mayor inversión en energías renovables en economías en desarrollo, exceptuando a China e India, con US$ 59,500 millones.
  • Una inversión cada vez amplia. Un récord de 21 países y territorios invirtieron más de US$ 2,000 millones en energías renovables.

«Vemos que la transición energética está en su apogeo, con la mayor capacidad de energías renovables jamás financiada. Mientras tanto, el sector de los combustibles fósiles se ha visto muy afectado por la crisis de la COVID-19, con una disminución en la demanda de electricidad a carbón y gas en muchos países, y la caída de los precios del petróleo”, dijo Nils Stieglitz, presidente de la Escuela de Finanzas y Administración de Frankfurt.

“La crisis del clima y la COVID-19, a pesar de su diferente naturaleza, son alteraciones que requieren la atención tanto de los responsables de las políticas como de los gerentes. Ambas crisis demuestran la necesidad de aumentar la ambición climática y cambiar el suministro de energía del mundo hacia las energías renovables», añadió Stieglitz.

La inversión en 2019 elevó la participación de las energías renovables en la generación global a 13.4% (excluyendo las grandes centrales hidroeléctricas), por encima del 12.4% de 2018 y el 5,9% de 2009. Esto significa que, en 2019, las plantas de energía renovable impidieron la liberación de un estimado de 2.1 gigatoneladas de dióxido de carbono, una cantidad sustancial dado que las emisiones globales del sector eléctrico fueron de aproximadamente 13.5 gigatoneladas en 2019.

«La energía limpia se encuentra en una encrucijada en 2020», dijo Jon Moore, director ejecutivo de BloombergNEF. “En la última década se obtuvo un gran progreso, pero los objetivos oficiales para 2030 están muy por debajo de lo que se requiere para abordar el cambio climático. Cuando la crisis actual se alivie, los gobiernos deberán fortalecer sus ambiciones, no sólo con respecto a la energía renovable, sino también respecto a la descarbonización del transporte, los edificios y la industria”, agregó Moore.

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