Por: Guillermo Muñoz Diego*
Estamos lejos de ver una reducción en las inversiones en proyectos de energía renovable. Si hay una consecuencia positiva de la contingencia es que la reducción de la actividad y la movilidad ha permitido que el planeta respire un aire más limpio; no obstante, lejos de pensar que necesitamos desacelerar la economía para lograrlo, nos hace conscientes de la huella humana en el cambio climático. La pandemia ha dejado vislumbrar que, de mejorar los sistemas de producción a unos más eficientes, sí es posible lograr las metas del Acuerdo de París Hay que pensar en energía renovable para mejorar la calidad de nuestra electricidad, hay que pensar en movilidad inteligente basada en fuentes de energía como hidrogeno y electricidad, o el uso masivo de transporte público, bicicletas, etc.
La desaceleración económica, inevitable, que vendrá en los próximos años llevará desafortunadamente, a un incremento en la concentración de capitales, a un incremento de la desigualdad, y a falta de inversión en la industria, por lo menos, en el periodo de incertidumbre. Se espera ver un repunte en la recuperación, donde tendremos tiempo para pensar, qué queremos recuperar de nuestras economías y que no. El periodo de incertidumbre afectará el desarrollo de nuevas inversiones, incluidos los proyectos de generación de renovables (greenfields); sin embargo, muchos inversionistas buscarán “refugiarse” invirtiendo en brownfields, así lo explica el WSJ en un artículo publicado el pasado 31 de marzo titulado “Wind, Solar Farms Are Seen as Havens in Coronavirus Storm”.
Proyectos operacionales y proyectos en desarrollo en ready-to-build, que tengan o financiamiento a largo plazo, o un PPA (contrato de compra de energía a largo plazo) firmado con un offtaker confiable (calificación crediticia BBB- o superior), es decir, con bajo riesgo, suponen una fuente de flujos de efectivo predecibles y confiables. Similarmente a como se consideran inversiones de renta fija, fondos de inversión pudieran considerar proyectos de energía renovable, con las características anteriores, como muy atractivos para incorporar en su portafolio. Con flujos de efectivo, en USD, y tasas de retorno que van desde el 8% hasta un 14% (en algunos países emergentes), la energía renovable es activo ideal en tiempos de volatilidad de mercado.
Ahora bien, la dificultad para conseguir un financiamiento a largo plazo o conseguir inversionistas para desarrollo será un reto, cuando los bancos evalúen los proyectos con lupa y supuestos muy conservadores. En mi opinión, considero que hay otras opciones en las Fintech que pueden ser atractivas sobre todo para pequeños inversionistas basadas en PTP lending, crowdfunding, o esquemas flexibles de deuda mezzanine, por ejemplo. De alguna u otra forma, los grandes desarrolladores tienen capitales de reserva y acceso preferencial a bancos. Es ahora donde las bancas de desarrollo y las Fintech deben de salir a la luz para el impulso de inversiones para pequeños inversionistas.
Muchas veces, en la discusión pública se habla más frecuentemente de los “grandes”: de los grandes bancos, de los grandes inversionistas, etc. Pero, no nos damos cuenta de que son las pequeñas y medianas empresas las que sostienen las economías. Países que le han apostado al robustecimiento de su clase media (países europeos, Canadá, Australia, Japón y Corea del Sur) han podido salir de las crisis con mayor facilidad, y conseguir sociedades más libres, equitativas y justas. En México, poco se ha hablado de las PyMEs que emplean a la mayor parte de la oferta laboral de nuestro país. Estas son las principales entidades que deberíamos de cuidar, sobre todo para la crisis que se aproxima. Son estas inversiones (las realizadas por las PyMEs) las que más fluctúan ante cambios en la estructura económica. Los grandes inversionistas, generalmente, invierten incluso en mercados volátiles, debido a que tienen el poder y el capital para comprar cuando el mercado esta bajo y pueden invertir continuamente en mercados de alta demanda. Son las PyMEs las que determinarán el grado de crisis que podemos tener, hay que cuidarlas, y empoderarlas.
* Guillermo Muñoz Diego es maestro la Universidad de Aberdeen (MSc Energy Economics and Finance) y licenciado por el ITAM (Relaciones Internacionales). Ha sido asesor y consultor para diversas compañías del sector energético, es miembro asociado del Energy Institute y actualmente se desempeña como M&A and Project Finance Analyst para Finergreen.