New Fortress Energy informó que atraviesa su crisis más severa desde su creación. La compañía advirtió que podría declararse en bancarrota en Estados Unidos si no logra un acuerdo de reestructuración extrajudicial con sus acreedores.
En un documento regulatorio, la firma con sede en Nueva York confirmó que también analiza una reestructuración supervisada por tribunales en el Reino Unido, lo que refleja la magnitud de sus problemas financieros y la urgencia de una solución. “La compañía evalúa todas las alternativas disponibles para preservar valor y estabilidad”, se indicó en el reporte.
Los datos revelados muestran un panorama crítico: 8,000 millones de dólares en pasivos frente a solo 1,300 millones en activos. Esta desproporción patrimonial, reconocida por la propia empresa, ha encendido alertas entre inversionistas y analistas sobre su capacidad de continuar operando sin una inyección inmediata de liquidez o un acuerdo amplio de refinanciamiento.
En el mercado bursátil, las acciones de la empresa de gas natural licuado se desplomaron hasta un 27% en la última jornada, acumulando una caída anual superior al 80%. Más allá de la volatilidad, el foco de preocupación se centra en la inminencia de un proceso de insolvencia. La compañía obtuvo una prórroga temporal para diferir el pago de intereses de bonos senior garantizados con vencimiento en 2029, aunque solo hasta mediados de diciembre.
De acuerdo con información de Bloomberg, la gerencia evalúa activamente la protección bajo el Capítulo 11 en Estados Unidos, además de alternativas de reestructuración en Reino Unido. Estas medidas buscan ganar tiempo mientras se renegocia la deuda y se exploran mecanismos legales para enfrentar la crisis.
La situación de New Fortress Energy se ha convertido en un caso de seguimiento obligado para el sector energético y financiero, dado el impacto potencial en sus operaciones en el Caribe y Latinoamérica, donde mantiene proyectos estratégicos de gas natural licuado.






