La OCDE proyecta una moderada desaceleración económica para México, con un crecimiento del 1.4% en 2024, seguido de un 1.2% en 2025 y una recuperación parcial del 1.6% en 2026. Este ajuste en las expectativas es significativo, considerando que en mayo se preveía un avance de 2.2% para 2024 y 2% para 2025.
El informe Economic Outlook destaca como factores de esta debilidad económica la menor demanda interna, el estancamiento en la inversión pública tras la finalización de grandes proyectos de infraestructura, y el bajo empleo en el sector industrial. Además, la inflación sigue siendo un desafío, alcanzando un 4.8% interanual en octubre debido a la volatilidad de los precios agrícolas y energéticos.
No obstante, la OCDE resalta como un punto positivo la resiliencia de las exportaciones, especialmente impulsadas por la demanda de bienes duraderos en Estados Unidos. Sin embargo, las reformas judiciales recientes han generado incertidumbre y deteriorado la confianza de los inversores, lo que podría afectar negativamente la inversión y el crecimiento.
A pesar de estos retos, la OCDE sugiere que el nearshoring podría ser un motor clave para las exportaciones e inversiones, más de lo previsto inicialmente. Asimismo, propone incrementar la recaudación tributaria y la inversión en áreas críticas como educación e infraestructura.
Una de las propuestas más relevantes es fomentar la inversión privada en energías renovables, a través de un marco regulatorio más favorable. La OCDE señala que este impulso podría transformar los recursos renovables de México en una ventaja competitiva estratégica, mientras que la mejora en la gestión del agua reforzaría la sostenibilidad y eficiencia, aumentando la atracción del país como destino para el nearshoring.