El director general de Biofuels de México, Carlos Campos, ha instado a impulsar el uso de biodiésel en el país, argumentando que su adopción puede contribuir significativamente a la reducción de emisiones contaminantes. Según la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee), una tonelada de biodiésel evita la producción de 2.5 toneladas de dióxido de carbono (CO2) en comparación con el diésel fósil, además de disminuir las emisiones de azufre (SO2) y las lluvias ácidas.
Campos explicó que aunque muchos países han estado utilizando biodiésel desde los años 80, en México las regulaciones actuales no permiten su uso. Durante la administración del expresidente Enrique Peña Nieto, los impuestos al biodiésel desincentivaron su crecimiento, lo que obligó a desmantelar plantas de producción debido a su alto costo.
En un foro energético, Campos recordó que Peña Nieto y las cámaras legislativas impusieron un impuesto de cinco pesos por litro de biodiésel. “Mientras en todo el mundo se daban incentivos, acá se ponían cinco pesos en contra, lo que obligó a desarmar plantas porque no tenía sentido tener una producción de un combustible que era mucho más caro para todos”, indicó.
Para fomentar su uso, Campos sugirió que la Secretaría de Energía (Sener) clasifique el biodiésel como aditivo para combustibles y permita una mezcla de hasta un 2%. Esta medida podría reducir los impuestos actuales y aumentar la comercialización del biodiésel entre los distribuidores de combustibles minoristas.
Campos señaló que en México se consumen más de 30 millones de litros diarios de diésel, y si se siguiera el ejemplo de países como Alemania, Brasil y Argentina, que incorporan mezclas de biodiésel por ley, se podría alcanzar una mezcla conveniente. “En otros países, el que menos mezcla es 2% y el que más 10%”, añadió.
El directivo también destacó que la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum debería promover un mayor uso de energías renovables, acorde con su propuesta energética que busca ampliar el uso de vehículos eléctricos y el consumo de etanol y biodiésel para facilitar la transición hacia combustibles más limpios.
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