El gobierno de Estados Unidos autorizó este jueves la reanudación de operaciones de Chevron en Venezuela, marcando un cambio respecto a la estrategia que había mantenido la administración de Donald Trump. La decisión se produce tras un acuerdo bilateral que incluyó el intercambio de detenidos y presos políticos, donde Caracas liberó a diez ciudadanos estadounidenses, mientras Washington permitió el regreso de 252 migrantes deportados y detenidos en El Salvador.
Aunque los términos completos del acuerdo no han sido revelados, se confirmó que EU no permitirá que el gobierno de Nicolás Maduro se beneficie de la venta de petróleo. Esto implica que ninguna regalía ni impuesto derivado de las operaciones será destinado al régimen. “Chevron lleva a cabo sus negocios a nivel mundial en cumplimiento de las leyes y regulaciones aplicables a su negocio, así como de los marcos de sanciones previstos por el gobierno de Estados Unidos, incluso en Venezuela”, señaló el portavoz de la empresa, Bill Turenne.
La nueva licencia permitirá a la petrolera reanudar la producción en sus plantas venezolanas, tras haber recibido la orden de cierre total en mayo. La medida podría inyectar dólares en la golpeada economía venezolana, aunque sin generar ingresos directos para el gobierno.
Aún no se ha definido si esta concesión se replicará para otras empresas como la italiana Eni y la española Repsol, que han solicitado autorización para intercambiar combustible por crudo venezolano. Por otro lado, figuras como el secretario de Estado Marco Rubio, crítico de cualquier apertura comercial hacia Venezuela, podrían modificar o revocar la medida en última instancia.






