Por: Indira Bustamante
En un escenario global marcado por el crecimiento sostenido en la demanda energética, México enfrenta el desafío de equilibrar una matriz dominada históricamente por hidrocarburos, con la urgente necesidad de avanzar hacia fuentes más limpias y sostenibles. Este contexto plantea retos significativos en infraestructura, atracción de inversión pública y privada, así como una integración efectiva con los mercados globales, en un entorno donde el consumo energético continuará al alza.
En este marco, la administración encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha presentado el Plan Nacional de Energía 2024-2030. Este documento contempla un incremento en la inversión privada, el fortalecimiento del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y el desarrollo de un sistema eléctrico más robusto y seguro. Sin embargo, garantizar la viabilidad de este plan requerirá reglas claras y certidumbre para los inversionistas.
Matriz energética: más adición que transición
Actualmente, la matriz energética de México depende en un 80% de los combustibles fósiles, con un protagonismo creciente del gas natural importado desde Estados Unidos. De acuerdo con Alejandra León, Directora Asociada de Estrategia y Desarrollo de Negocios en S&P Global Commodity Insights, este panorama refleja un enfoque mayor en la eficiencia del consumo que en una transformación estructural.
Conforme al Plan Nacional de Energía, se estima una inversión total de 23,400 millones de dólares, con un incremento de capacidad eléctrica de 13,000 MW en el sexenio. De este total, la Iniciativa Privada aportará entre 6,400 MW y 9,550 MW en energías renovables, con una inversión máxima proyectada de 9,000 millones de dólares. No obstante, el control del 54% de la generación eléctrica por parte de la CFE podría limitar el desarrollo integral del sector.
Infraestructura y presupuesto, un camino cuesta arriba
El Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2025 ha sido criticado por especialistas, quienes consideran insuficientes los recursos destinados a la CFE y PEMEX para atender las crecientes demandas de infraestructura.
La situación de Pemex es especialmente crítica, con deudas acumuladas con proveedores que han generado protestas y paralizaciones. Por su parte, la CFE enfrenta limitaciones en recursos para modernizar el sistema eléctrico. Estos factores resaltan la necesidad de alianzas público-privadas y condiciones atractivas para la inversión externa.
En América Latina, la generación eléctrica es una de las más limpias del mundo, gracias a la energía hidráulica, solar y eólica. Sin embargo, desafíos como el cambio climático, las sequías y las inundaciones han complicado su desarrollo sostenido.
A pesar de estos obstáculos, se proyecta un crecimiento energético del 40% hacia 2050 en la región, muy por encima de Europa y Estados Unidos. En el caso de México, se espera un incremento más moderado, con un enfoque en eficiencia energética y un aumento de la demanda superior al 30%.
Mercados globales, una oportunidad estratégica para México
El panorama energético global también enfrenta incertidumbres. La posible imposición de tarifas arancelarias por parte de Estados Unidos podría generar efectos inflacionarios y desincentivar la inversión, aunque León considera este escenario poco probable.
En contraste, la dependencia global de China para la producción de tecnologías limpias, como paneles solares y baterías, plantea una vulnerabilidad para los mercados internacionales, incluida México.
Por otro lado, las políticas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) seguirán impactando los precios globales del crudo. Si la OPEP introduce los 2.5 millones de barriles diarios adicionales anunciados, el precio del petróleo podría caer a niveles de entre 40 y 50 dólares por barril, afectando los ingresos fiscales de países productores como México.
Para la especialista de S&P Global Commodity Insights, México se encuentra en una posición única como productor, comprador y exportador de hidrocarburos. Este papel le ofrece la oportunidad de transformar su sistema energético y consolidarse como un actor estratégico en el ámbito regional y global.
Te puede interesar
Deuda récord y flujos negativos: desafíos de Pemex para el nuevo sexenio