Por Flavio Dayrell, Líder de Capital Projects en EY Latinoamérica.
La industria de ingeniería y construcción en México, al igual que en otras regiones del mundo, se encuentra en un punto de inflexión. Los desafíos históricos como los sobrecostos, los retrasos, la presión regulatoria y la creciente exigencia por la sostenibilidad, se han convertido en patrones repetitivos que limitan la competitividad de los proyectos de capital.
Frente a este panorama, la adopción tecnológica es una necesidad estratégica. La integración de herramientas y metodologías como AWP (Advanced Work Packaging), BIM (Building Information Modeling), GIS (Geographic Information Systems) y los gemelos digitales está comenzando a transformar de manera tangible la planificación y ejecución de proyectos complejos. Los resultados medibles ya se evidencian: un aumento en la productividad de hasta 25%, una reducción del 8% en los costos de capital, y una mayor precisión en los cronogramas, con mejoras del orden del 15%.
Pero no se trata solo de incorporar plataformas digitales. La verdadera transformación ocurre cuando estas soluciones se integran desde la etapa de planeación, habilitando modelos operativos más inteligentes, ágiles y resilientes. A medida que estas tecnologías se consolidan en sectores como infraestructura y energía, su impacto positivo se vuelve más evidente, marcando una ruta clara para otras industrias.
La minería y el sector de petróleo y gas se han posicionado como pioneros en esta evolución. Según el estudio Top 10 business risks and opportunities for mining and metals in 2025 de EY, el 59% de los líderes mineros a nivel global afirman que las iniciativas digitales son esenciales para el éxito de sus organizaciones. Este dato refleja un cambio de mentalidad: la digitalización se percibe como un eje central para el crecimiento empresarial sostenible.
En el caso de América Latina, la transición aún está en marcha. Muchas compañías han iniciado proyectos piloto o estrategias de transformación digital enfocadas en procesos como el mantenimiento predictivo, la gestión hídrica o el control energético. Estos primeros pasos, son fundamentales para construir una visión de largo plazo en torno a la digitalización de los proyectos de capital.
La realidad es clara: el 64% de los proyectos de capital analizados en la región presentan sobrecostos significativos, y más del 50% se entregan fuera del plazo previsto. Estas cifras, además de representar un reto financiero, afectan la credibilidad de las organizaciones, erosionan la confianza de los inversionistas y complican la relación con las comunidades y autoridades.
Frente a estos desafíos, es urgente repensar el modelo operativo de los proyectos de capital. Integrar soluciones tecnológicas desde el diseño inicial del proyecto permite reducir el trabajo manual, mejorar la calidad de los datos y habilitar decisiones más rápidas y fundamentadas a lo largo de todo el ciclo de vida del proyecto, a través de la mitigación de riesgos y la generación de ventajas competitivas sostenibles.
Sin embargo, el camino hacia una verdadera transformación digital no está exento de retos. Para escalar los beneficios de la inteligencia artificial y otras tecnologías, las organizaciones deben adoptar una estrategia digital robusta, lo que implica invertir en plataformas tecnológicas y el desarrollo de capacidades internas, la gestión del cambio organizacional, el fortalecimiento de la ciberseguridad y una gobernanza de datos clara y coherente.
Es evidente que los beneficios de una adopción tecnológica bien estructurada son consistentes y escalables. A medida que las empresas integran soluciones digitales de forma estratégica, se vuelven más resilientes ante los cambios del entorno económico, regulatorio y ambiental.
La tecnología debe ser vista como una herramienta poderosa, cuando es utilizada con visión, disciplina y compromiso. La planificación digital puede y debe convertirse en el nuevo estándar para los proyectos de capital, ya que no hacerlo significaría desaprovechar una oportunidad para transformar radicalmente la forma en que se diseñan, construyen y operan las infraestructuras que darán forma al futuro de las economías.
En definitiva, las organizaciones que comprendan y adopten esta nueva lógica operativa estarán mejor posicionadas para liderar en un entorno cada vez más competitivo, complejo y digitalizado, pues en la ejecución de proyectos de capital, planificar con inteligencia no representa solo una ventaja sino una condición para el éxito.







