Mária Telkes (12 de diciembre de 1900 – 2 de diciembre de 1995) obtuvo una fascinación hacia el poder del sol cuando todavía era una adolescente, al leer su primer libro sobre el futuro de la energía. En aquella época, los científicos comenzaban a tener una ligera preocupación por una posible escasez de combustibles y demás fuentes de energía en el futuro.
Con un grado y un doctorado en Fisicoquímica por la Universidad de Budapest, Telkes se trasladó en 1925 a Cleveland, en los Estados Unidos, donde desarrolló su primera invención: un dispositivo fotoeléctrico que registraba las ondas cerebrales. Gracias a ese trabajo, ella fue nombrada en 1934 por The New York Times, junto con otras 10 mujeres de diferentes áreas, como una de las 11 mujeres más relevantes en dicho país.
En el año de 1940, Telkes comenzó a trabajar en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), como investigadora en el Proyecto de Conversión de Energía Solar; donde su objetivo era diseñar un sistema de calefacción para el hogar que dependiera de energía solar limpia, en lugar de hacer uso de combustibles fósiles. Lamentablemente, el plan tuvo que ser aplazado por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, donde fue participe al compartir sus conocimientos y desarrollar un kit portátil de desalinización del agua que evitaría que los pilotos y marineros varados en el Pacífico murieran por deshidratación.
Invento que, más adelante, sería patentado y agregado al kit de emergencia militar estándar.
Durante la guerra, muchas personas no podían pagar los combustibles fósiles necesarios para calentar sus hogares durante el invierno, lo que evidenció una problemática social ya notable e impulso a Telkes a construir la primera “casa solar” del continente americano.
La casa, que fue construida en 1948 en el condado de Dover, Massachusetts, era un inmueble de dos dormitorios, totalmente funcional. Daba la impresión de ser un hogar normal, aunque cortado por la mitad para crear la forma de una cuña. Ésta contaba con 18 ventanas que bordeaban el lado sur del segundo piso. Para la construcción de dicha casa, la cual regulaba la temperatura solo con la energía solar, Telkes unió fuerzas con la arquitecta estadounidense Eleanor Raymond.
Detrás de las ventanas se ocultaban paneles de vidrio y metal que funcionaban como colectores solares térmicos. Además, en las paredes había recipientes de almacenamiento aislados con 21 toneladas de sal de Glauber (sulfato de sodio y decahidrato), un químico de almacenamiento de calor utilizado en los procesos de fotografía y teñido.
El sistema de calefacción a base de sal de Glauber desarrollado por Telkes era capaz de contener suficiente calor durante al menos diez días consecutivos de mal tiempo.
A lo largo de su vida, Mária Telkes coleccionó una docena de premios y una veintena de patentes. En 1952, se convirtió en modelo de inspiración para mujeres en la ciencia al ser la primera galardonada con el premio al reconocimiento de su trabajo por parte de la Society of Women Engineers.