Por: Marisa Miranda
El sector del autotransporte en México enfrenta un reto inminente: reducir su huella de carbono y transitar hacia tecnologías más limpias. Con una contribución del 20.7% de las emisiones de CO₂ en el país —de las cuales el 7.8% proviene del transporte pesado— la necesidad de transformación es urgente.
En el Foro ANPACT: Descarbonización del Autotransporte de Pasajeros y Carga en México, líderes de la industria y expertos en movilidad y energía coincidieron en que la clave para alcanzar un transporte más sustentable radica en la convergencia de diversas tecnologías, el fortalecimiento de la infraestructura y la colaboración interinstitucional.
Para Rogelio Arzate, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones, A.C. (ANPACT), la descarbonización del autotransporte es un reto que involucra a todo el ecosistema de movilidad y solo puede lograrse mediante una colaboración estrecha entre gobierno, industria y sociedad.
“Generar un diálogo técnico y constructivo nos permitirá avanzar hacia un autotransporte más limpio y eficiente”, afirma. Además, destaca la importancia de contar con infraestructura energética y políticas públicas que respalden dicha transición.
Uno de los problemas estructurales del sector es la antigüedad del parque vehicular. Daniel Rodríguez Campos , director Comercial de Mack Trucks , destaca que México cuenta con aproximadamente un millón de vehículos pesados en operación, con una edad promedio de 18 años. Esto no solo implica un mayor consumo de combustible y mantenimiento, sino también niveles de emisiones significativamente más altos en comparación con unidades de nueva generación. La renovación de la flota es, entonces, una estrategia crucial para mejorar la calidad del aire y reducir el impacto ambiental.
La coexistencia de tecnologías
En el debate sobre la mejor alternativa para reducir emisiones, la conclusión general fue clara: no existe una única solución ideal. La viabilidad de cada tecnología depende de factores como la autonomía, los costos operativos, la infraestructura disponible y, sobre todo, las necesidades específicas de cada operación.
Gabriel Alemán, gerente de Ingeniería para Volkswagen Truck and Bus México, subrayó que el transporte es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero (GEI) en el país, con una participación del 17.9%. Al respecto, dijo que Volkswagen trabaja con diversas tecnologías, desde motores diésel con normativas Euro VI, que reducen hasta en 90% las emisiones en comparación con modelos de hace 20 años, hasta el desarrollo de unidades eléctricas.
“El vehículo eléctrico es el que tiene mayor eficiencia energética, pero no hay una mejor tecnología única, todo dependerá de la factibilidad tecnológica, económica y operativa”, menciona.
Por otra parte, el gas natural surge como una opción viable en el corto y mediano plazo. Jorge Alejandro Navarro Inostroza, director Comercial de Buses y Trucks en Scania México, destaca que este combustible ofrece beneficios económicos, ambientales y fiscales, y su uso permite un ahorro significativo frente al diésel. Asimismo, reduce la contaminación y permite acceder a incentivos tributarios en algunos países. Sin embargo, señala que la electrificación es un reto que cada nación debe abordar a su propio ritmo, dependiendo de la infraestructura y el desarrollo de tecnologías complementarias.

El hidrógeno como solución de largo plazo
El hidrógeno es considerado como una de las opciones más prometedoras para el futuro del autotransporte, especialmente para vehículos de carga que deben hacer grandes recorridos. Jorge Machuca, director de Ventas del Negocio de Motores para Hispanoamérica en Cummins Inc. , enfatiza en que el hidrógeno puede ofrecer una autonomía similar a la del diésel y almacenar energía de manera eficiente.
“Mientras más rápido se adopte esta tecnología, más rápido se desarrollará”, asegura y destaca que su producción descentralizada puede contribuir a la justicia energética al permitir su generación en sitios con acceso a energías renovables.
No obstante, Constantino Vazquez, gerente de Desarrollo de Distribuidores y Relaciones Institucionales de ISUZU Motors de México, advierte que el alto costo del hidrógeno sigue siendo una barrera en México.
“Es una tecnología viable para largas distancias, pero aún estamos lejos de una adopción masiva debido a su precio”, explica. Por ello, destaca la importancia de aprovechar las tecnologías actuales, como los motores Euro VI y el gas natural vehicular, mientras se desarrolla la infraestructura y los costos del hidrógeno se vuelven más competitivos.
Por otro lado, uno de los mayores obstáculos para la transición hacia un autotransporte más sustentable en México es la falta de infraestructura energética. Jorge Vargas Freightliner, director de Desarrollo de Mercado y Portafolio de Producto de Freightliner , resalta que nuestro país es un hub clave para la producción y operación de vehículos pesados, pero enfrenta un rezago significativo en la infraestructura de carga y distribución de energía limpia.
“México está dando sus primeros pasos hacia la electrificación, pero aún tenemos un largo camino por recorrer. Es crucial invertir en infraestructura de carga para rutas de largos recorridos y optimizar la logística energética”.
Por su parte, Javier Valadez Ortega, director de Operaciones en PACCAR México, explica que el costo de las baterías ha disminuido un 8.5% en los últimos 15 años, mientras que su tamaño y peso se han reducido, lo que facilita su adopción. Sin embargo, la renovación del parque vehicular y la coexistencia de múltiples tecnologías son esenciales para una transición ordenada.

El concepto de eficiencia operativa también se vincula con la digitalización del transporte. Jorge Vargas menciona que los sistemas avanzados de datos en tiempo real pueden optimizar el consumo de energía, reducir accidentes hasta en un 40% y mejorar la sostenibilidad a largo plazo.
La transformación del transporte pesado no es solo una necesidad ambiental, sino una oportunidad para mejorar la calidad del aire, la salud de las personas, la seguridad vial y la competitividad del sector en el escenario global. La colaboración entre gobierno, industria y sociedad será determinante para lograrlo.
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