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Depender de los combustibles fósiles le sale muy caro a la economía de España

*Mijaíl Smyshlyaev, Instituto IRTTEK

José María González Moya, director general de APPA Renovables (España) en una entrevista para el Instituto IRTTEK explicó y por qué es más barato desmantelar una central tradicional y sustituirla por renovables y cómo España se ha convertido en uno de los países más atractivos a nivel mundial para hacer inversiones.

– ¿Cuáles son los beneficios de las renovables para la economía de cualquier país? Si tomamos a España de ejemplo.

Los beneficios cuantificables los analizamos desde hace más de una década en el informe “Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España” que se actualiza anualmente. La última edición marcaba una aportación de las energías renovables de 12.540 millones de euros a la economía española, más del 1% del PIB total del país. En España, las renovables emplean a más de 95.000 personas y producen importantes ahorros: más de 8.700 millones de euros en importaciones de combustibles fósiles evitadas y 1.017 millones de euros en derechos de emisión. Adicionalmente, en un país que no dispone de recursos energéticos fósiles, como es nuestro caso, nos permite ir reduciendo la dependencia energética, que en España es del 73,5%, muy superior a la media europea, del 55,7%.

Adicionalmente, hay beneficios más difíciles de cuantificar como los ahorros en sanidad pública gracias a una mejor calidad del aire, los asociados al cambio climático o el efecto que el incremento de renovables tiene en la balanza comercial y sus implicaciones. Para hacernos una idea, el sector renovable siempre ha tenido un saldo exportador positivo, que en 2019 fue de 1.186 millones de euros, cuando el balance comercial energético es el que lastra nuestra balanza de pagos: del déficit total de 31.980 millones de euros, el déficit energético supuso el 73%. En otras palabras, depender de los combustibles fósiles le sale muy caro a nuestra economía.

– Hace una década el 40% de la nueva generación eléctrica mundial era renovable, en 2020 se ha pasado al 75% de la nueva potencia. ¿Gracias a qué medidas se logró esto?

Por supuesto, existe un compromiso medioambiental y una mayor concienciación sobre los peligros del cambio climático y, más a corto plazo, de la contaminación en las ciudades, que produce efectos claros en la salud de los ciudadanos. Sin embargo, la verdadera razón detrás de este cambio ha sido la competitividad alcanzada por las renovables, del orden del 70% de reducción de costes en eólica y del 90% en fotovoltaica en una sola década. Esto ha hecho que una tecnología como la solar fotovoltaica haya pasado de ser de las más caras a las más baratas, incluso comparada con tecnologías tradicionales.

En el pasado, había que elegir entre sostenibilidad medioambiental y sostenibilidad económica, hoy se compara ya el coste de generación de nuevas centrales renovables contra el coste marginal de las tecnologías tradicionales. Para ser claro, estamos cerca del punto en el que es más barato desmantelar una central tradicional y sustituirla por renovables que mantenerla en funcionamiento.

– Se informa, que las economías que apuesten por las energías renovables tendrán una recuperación más rápida en el escenario post-COVID. ¿Por qué?

Se trata de un mercado emergente muy importante a nivel mundial. Según IRENA, el crecimiento anual de nuevas renovables se ha incrementado en 2020 un 50%, se instalaron 260 GW de renovables a nivel mundial, con eólica y fotovoltaica cubriendo el 91% de esta nueva potencia. Las economías que estén bien posicionadas, con una industria y tejido empresarial fuerte, tienen a su disposición un mercado internacional que está acelerando su crecimiento, tanto por motivos económicos como de reducción de emisiones. España, sin ir más lejos, tiene unos objetivos de energías renovables para 2030 que nos harán instalar del orden de 5.000 MW de nuevas renovables todos los años. Si ampliamos el foco, a nivel continental y mundial, vemos que el mercado está creciendo y es una de las pocas certezas que tenemos a nivel económico.

– Las FER en España se consideran un medio para reducir la dependencia y los costes energéticos. ¿Se beneficiarán los consumidores privados de energía? Hasta ahora, los precios de los servicios están en constante crecimiento.

Es importante entender que los costes de la energía son una parte limitada del esquema de costes de la electricidad. El transporte, la distribución, la comercialización, los propios servicios de ajuste del mercado y, en gran medida, el carácter marginalista del pool eléctrico, hacen que los cambios en nuestro mix energético no produzcan un efecto inmediato sobre los precios finales. Especialmente cuando el CO2 se dispara o nos enfrentamos a olas de intenso frío como la que azotó España en enero, momento en el que las renovables respondieron bien, cubriendo una parte significativa de la generación.

En estos meses hemos visto precios altos del pool, pero también hemos visto precios cercanos a cero. Es importante que hagamos una buena planificación de la entrada de renovables, tanto en tiempos como en tecnologías, para que sean complementarias entre sí y no produzcan efectos negativos para los proyectos como los vertidos o el apuntamiento.

– En 2019 Iberdrola completó la construcción de la planta de energía solar más grande de Europa, Núñez de Balboa, con una capacidad de 500 MW en la provincia española de Extremadura. Esta planta de energía solar se construyó gracias a las inversiones. ¿Qué tan rentable es el mercado español para hacer inversiones?

España ha recuperado en los últimos tiempos su posición en el TOP10 del índice RECAI de EY como uno de los países más atractivos a nivel mundial para hacer inversiones. Gracias a la planificación y a los objetivos a medio y largo plazo, hemos abandonado las políticas de “arranque y parada” que tanto daño hicieron al sector. No se puede apostar por un sector, después paralizarlo y, más tarde, pedirle un esfuerzo para alcanzar los objetivos. Hoy, y esperemos que siga así por mucho tiempo, el sector se encuentra en un buen momento, gracias a la competitividad y las metas fijadas a 2030 y 2050. Esto ha atraído a fondos de inversión, y también ha animado a las empresas a buscar financiación en los mercados bursátiles. Es un síntoma de la madurez del sector renovable.

– Se destaca la necesidad de continuar la labor de impulso al autoconsumo y los pequeños proyectos. ¿Cómo se puede lograrlo?

Una parte importante del impulso renovable se produce gracias a la seguridad, a la hora de buscar la financiación, que otorgan las subastas públicas. Debería reservarse espacio en las subastas a pequeños proyectos, algo que reclamamos desde hace tiempo, así como a tecnologías innovadoras o que aún tienen que optimizar sus costes. En el caso del autoconsumo, se están batiendo los récords todos los años, en 2020 el 20% de la fotovoltaica fue instalada en este tipo de proyectos: 623 MW de autoconsumo. Aquí es importante que no exista moratoria para estas instalaciones que no solo traen competitividad a las empresas y ahorros a los ciudadanos, sino que también descargan la red eléctrica y permiten hacer un mejor uso de la infraestructura existente.

– ¿Qué objetivos tienen las renovables en España para los próximos 10 años?

Los objetivos marcados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) para 2030 son claros: un 42% de la energía y un 74% de la electricidad deberán ser renovables al final de esta década. Para ello es muy importante que trabajemos en electrificación, dado que el mix eléctrico ha demostrado una mayor capacidad para integrar las renovables. Hoy solo el 24% de la energía es electricidad, por lo que alcanzar objetivos muy altos como el 74% no nos ayudará con el objetivo global. Para alcanzar ese 42% tenemos que diseñar planes ambiciosos que actúen sobre los sectores difusos, especialmente la edificación y el transporte. Los usos térmicos renovables deben suponer una parte importante de este objetivo global y hay que trabajar para ello, igual que se ha trabajado con el mix eléctrico.

– Según la ley, las energías renovables deben proporcionar el 74% de la generación de electricidad para 2030 y el 100% en 2050. ¿Hasta qué punto es posible?

El año pasado, el 44% de la electricidad fue renovable. El fuerte impulso instalador de 2019 se está ya haciendo notar en las estadísticas y, durante los últimos meses, se ha superado el 50% de la electricidad generada con estas energías. El objetivo marcado para 2030, del 74% se ve, a día de hoy, más factible si se realiza una integración óptima de las distintas tecnologías, contando con renovables gestionables como biomasa, solar termoeléctrica con almacenamiento y parte de la hidráulica.

El objetivo final, que es contar con un sistema 100% renovable en 2050, es más ambicioso. Sin embargo, la evolución actual y prevista para el futuro de los sistemas de almacenamiento, nos hace ser optimistas. Estamos hablando de un horizonte a 30 años vista en el que la tecnología, a buen seguro, nos va a sorprender gratamente.

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