Por: Marisa Miranda
Después de al menos cuatro inauguraciones de la refinería Olmeca, en agosto de 2024 se dio a conocer la producción de poco más de 30 mil barriles diarios de petrolíferos, de los cuales 21 mil corresponden a diésel y 8 mil a coque, de acuerdo con información de Petróleos Mexicanos (PEMEX). Luego de dos años en los que se prometió que Dos Bocas procesaría 340 mil barriles en su operación máxima -en septiembre de este año-, el escenario actual presenta inconsistencias, no solo en la anunciada soberanía energética, sino en infraestructura y costos.
En 2022, el Sistema Nacional de Refinación (SNR), conformado por las seis refinerías existentes, tenía una capacidad de refinación de aproximadamente 1.5 millones de barriles por día (bpd), aunque su utilización efectiva se ha visto afectada debido a diversos factores, como la falta de mantenimiento y problemas técnicos. En ese año, el SNR procesó aproximadamente 800 mil bpd, lo que refleja un 53% de su capacidad total.
Al día de hoy, se habla de que el SNR tiene rangos de utilización inferiores al 40% y procesa ~900 mil bpd de crudo; de estos, ~40% corresponde a combustóleo, ~30% a gasolina y ~29% a diésel, lo que indica una necesidad de contar con otras fuentes que proporcionen al país el producto requerido para su mercado.
De acuerdo con Erick Sánchez, analista especializado en la industria energética, el hecho de que Dos Bocas hoy produzca exclusivamente diésel, y que se mantenga así en el futuro a mediano plazo, no forzosamente representa falta de eficiencia, sino un inadvertido acierto frente al mercado.
Por otra parte, el ingeniero Carlos Flores, especialista en el sector energético, considera que, en el caso específico de la intención de producir gasolina, el gobierno actual debió analizar y sopesar las fuentes de suministro disponibles para México:
Dicha decisión fue tomada como un incentivo por alcanzar la “soberanía energética”, algo que, de acuerdo con Carlos Flores, no era necesario en este momento, ya que México tiene fuentes de suministro, infraestructura propia y una posición geográfica estratégica; por lo tanto, hay un nivel bajo de riesgo, considerando que Estados Unidos suministra los productos que necesita nuestro país, son de buena calidad y lo hace a un precio razonable.
Falta la mitad y falta infraestructura
Actualmente la refinería Olmeca cuenta con uno de los dos trenes de refinación proyectados, lo que representa una capacidad de procesamiento de 170 mil bpd durante su operación máxima con la infraestructura existente y, a partir de ahí, habrá un margen resultante en producción. En un escenario en el que el enfoque sea únicamente procesar crudo para producir gasolina, Erick Sánchez considera que, con la capacidad de Dos Bocas, se obtendrían aproximadamente 150 mil bpd considerando las dos vías de procesamiento; es decir, alrededor de 75 mil barriles con un tren. No obstante, como se mencionó al inicio, la primera producción fue de poco más de 30 mil bpd.
Antes de pensar en que Dos Bocas procese a su máxima capacidad y produzca los combustibles que requiere el mercado, es importante resaltar que uno de los elementos principales para su operación es el gas natural, primordial para energizar los procesos y subprocesos de la refinería.
La falta de materia prima -gas natural- y la falta de acceso a ella, constituyen algunos de los principales obstáculos para incrementar el volumen de procesamiento en la refinería, por lo que la entrada en operación del gasoducto Puerta al Sureste se visualiza como la opción más cercana hacia el corto plazo; en caso contrario, la solución se mueve hacia las importaciones, explica el analista.
No obstante, la política energética actual dicta que el país debe reducir sus importaciones y, en este punto, Carlos Flores comparte algunos de los factores que considera más adecuados que la búsqueda de la soberanía, como aplicar mecanismos que incentiven la electrificación del parque vehicular, o destinar e invertir un presupuesto específico en la rehabilitación del SNR.
En línea con la opción de electrificar el parque vehicular en nuestro país, surge también la necesidad de contribuir a reducir la contaminación y transitar a una industria más limpia y eficiente. En este sentido, Erick Sánchez comenta que, aunque el desempeño de las refinerías sí representa un problema en cuanto a la producción de combustóleo, no es su principal origen; es decir, en el periodo 2012-2018 había importaciones e intercambios de crudo para obtener el ideal para refinar en el SNR.
Sin embargo, la decisión de reducir importaciones durante la actual administración (y la siguiente) establece que PEMEX refine el crudo que se produce en territorio nacional, lo que llevó a que la eficiencia de las refinerías disminuyera.
Y aunque esto a simple vista podría parecer una noticia positiva, los expertos consultados por Global Energy coinciden en que un proyecto de tal magnitud, en infraestructura y costo, en el futuro a mediano y largo plazo puede ser un error técnico, ya que las refinerías no deberían construirse con la producción que se tiene actualmente, sino con la producción correspondiente al tiempo de vida de la instalación.
Una mala proyección
A nivel global, hay una tendencia en donde se produce cada vez menos crudo pesado. En México se debe a que la exploración se reorientó a los campos terrestres que producen condensados, ligeros y gas natural, como el caso de los campos Ixachi y Quesqui que, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), en julio de este año produjeron 220 mil barriles diarios de hidrocarburos líquidos (petróleo y condensado) y poco más de mil millones de pies cúbicos diarios de gas natural.
Carlos Flores, por su parte, considera que “de ahí la relevancia de la política energética implementada durante el sexenio de Peña Nieto. La Reforma Energética de 2013 impulsó las rondas petroleras, cuyo resultado sería la exploración y extracción de crudo adicional. En este caso, primero era encontrar nuevas fuentes de suministro de crudo y después determinar las características de una nueva refinería, si es que era necesaria”.
Considerando que el único volumen de crudo que México puede refinar es el producido por Pemex, actualmente hay un déficit. En promedio, de acuerdo con la producción de crudo de los últimos tres meses reportados por la CNH (mayo, junio y julio), México produce 1.5 millones de barriles diarios, mientras que el SNR, sin contar a la refinería Olmeca, tiene capacidad para procesar 1.6 y podría llegar hasta 1.9 millones.
Asimismo, indica que la demanda de gasolina en México se ha mantenido constante, con ~900 mil barriles diarios, y se esperaría que suba al menos a un millón en un futuro a mediano plazo; sin embargo, la producción de este combustible en el SNR ronda los 200 mil barriles, por lo tanto, no solo se necesitan 800 mil barriles de gasolina, sino elevar la producción de crudo en hasta 3 millones de bpd y esto requeriría más refinerías.
Por su parte, Carlos Flores indica que se estima un pico de demanda de hidrocarburos hacia el periodo 2026-2027 y, posteriormente, se espera un declive en ésta y la necesidad de gasolinas, diésel y otros petrolíferos.
Una refinería en la transición
Es imposible hablar de la industria energética sin considerar la transición hacia una industria más limpia. Considerando que la primera producción de la refinería Olmeca fue mayormente diésel, y se estima que el 30% de la producción total sea este combustible, Carlos Flores plantea que, una vez que Dos Bocas opere por completo, el mercado tendrá entre 100 y 120 mil barriles diarios adicionales de diésel, y la necesidad de colocarlos para su venta. Sin embargo, el aumento en la demanda de dicho petrolífero sí parece ir en aumento, ya que el parque vehicular ligero y pesado muestra una tendencia hacia la migración al uso de diésel.
Por otro lado, Erick Sánchez coincide en que la demanda de dicho combustible irá en aumento, no solo por el lado del transporte, sino por su uso en sistemas industriales. No obstante, junto con el incremento en la demanda, crecen dos tendencias: el cambio a sistemas que utilizan diésel con menos emisiones, y la instalación de sistemas especializados que limpian dichas emisiones.
A pesar de que la producción de este petrolífero en Dos Bocas incluye la producción de diésel ultra bajo azufre (DUBA), en este punto los expertos aclaran que el proceso de refinación todavía no se lleva a cabo por completo en la refinería Olmeca, ya que esto sería desde la llegada del crudo hasta la obtención de cualquier subproducto.
Asimismo, Erick Sánchez señala que la producción de DUBA conecta con la oportunidad del Estado de reducir la necesidad de importaciones, mientras aprovecha y se alinea con las necesidades de mercado.
Más allá del DUBA, Carlos Flores considera que la refinería Olmeca también tiene la oportunidad de contribuir a la transición energética a través del uso de hidrógeno verde en sus procesos, sustituyendo al hidrógeno gris para asegurar que sea menos contaminante. Sin embargo, esta tecnología todavía es emergente y poco rentable, por lo tanto, es viable solo a largo plazo.
La segunda opción es la captura de carbono a través de la instalación de tecnologías que reduzcan el volumen de emisiones contaminantes.
Lo que pudo ser
De acuerdo con cifras oficiales, la inversión para construir la refinería Olmeca es, hasta la fecha, de 17 mil millones de dólares, y sigue en aumento, porque se estima que el segundo tren de refinación se concluya durante la segunda mitad del año 2025 y este debe entrar en fase de pruebas, lo que implica un costo adicional.
Frente a este panorama, Carlos Flores asegura que otros de los factores a considerar previo a la construcción de la refinería, además de la electrificación del parque vehicular y la optimización y modernización del SNR, debieron ser la apuesta a tener nuevas fuentes de petróleo -como las rondas petroleras-, y explorar la industria de la petroquímica, en donde en lugar de producir combustibles, el enfoque fueran los productos derivados del petróleo, como pinturas, polímeros y fertilizantes, asegurando la demanda hacia el futuro.
Fuera de ello, el experto no visualiza un panorama rentable respecto a la eficiencia de la refinería Olmeca en el mediano y largo plazo.
Desde la perspectiva de Erick Sánchez, el gas natural sigue siendo la apuesta primordial para que Dos Bocas tenga un futuro más prometedor.
La refinería Olmeca empezó como un proyecto acelerado y al día de hoy, desde la perspectiva de los analistas expertos consultados por Global Energy, todavía no cuenta con las suficientes herramientas para ser exitoso. No obstante, el mercado energético nacional puede darle la capacidad de alinearse a sus necesidades para generar rendimientos o reducir las pérdidas que hoy tiene Pemex Transformación Industrial.
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