Salomon Saba , Director de Desarrollo de Negocio de Grupo WALWORTH
Esta forma de movilidad representa un cambio radical en el modelo de transporte e implica un nuevo paradigma de la cadena de valor automotriz, la gama de vehículos, desarrollar estaciones de baterías, diseñar políticas públicas que motiven el uso público y privados, y, en fin, una revolución en cómo se entiende la descarbonización de las ciudades y las industrias.
Esta es una nueva forma de ponernos en camino hacia una dirección cada vez más sostenible y eficiente del transporte en todas sus dimensiones, pues implica la electrificación de las opciones tanto públicas y privadas, y que esto se base en una infraestructura sostenible en tanto sus impactos sociales, económicos, ambientales y de gobernanza.
Panorama global
El reto es entender al transporte como un elemento en el gran marco de la descarbonización industrial, pues datos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) apuntan a que el transporte genera más del 20% de todas las emisiones en el mundo. De ahí la importancia de encontrar nuevos modelos, donde la electromovilidad tiene la capacidad de mitigar una porción importante del tema. Sin embargo, los vehículos eléctricos sólo son carbono-neutros si las baterías y la electricidad necesaria proviene de energías de fuentes renovables.
Para el 2050, 70% de la población mundial vivirá en centros urbanos, según World Urbanization Prospects de Naciones Unidas , por lo que crear las bases de la infraestructura industrial y urbana es una exigencia en la que deben confluir las empresas, los gobiernos y las sociedades.
Estamos ante un cambio de paradigma radical: los vehículos de combustión pronto estarán en desuso, en buena medida resultado de que los hidrocarburos son recursos finitos. Si bien cuánto tiempo durarán es un punto discutible, según Statistical Review of World Energy 2017 las reservas actuales de petróleo pudieran durar cerca de 50 años. En ese sentido, contar con sistemas de transporte apalancados en fuentes renovables se vuelve un imperativo.
En 2020, el mercado mundial de electromovilidad sumó 230 mil millones de dólares y se proyecta que crezca a 1,500 mil millones para 2028. El sector automotriz está experimentando una revolución, pues se está generando una economía que cambia rápidamente y la creciente electrificación está impulsando un aumento exponencial en las ventas.
El fortalecimiento de la red de servicios de carga y el desarrollo de infraestructura está impulsando el crecimiento del mercado, pues según la International Energy Agency (IEA) en 2023 las ventas globales de vehículos eléctricos fueron de 14 millones de unidades. Este crecimiento fue impulsado principalmente por las políticas públicas de subsidios y beneficios fiscales, a lo cual se sumó la consciencia global por el calentamiento global, lo cual ha motivado cambios relevantes en las preferencias del consumidor.
Los retos en México
En los últimos 25 años, México ha experimentado un proceso de urbanización que se ha caracterizado por patrones insostenibles de uso del suelo y una planeación urbana muy pobre. Esta tendencia afecta la forma y el funcionamiento de las urbes, así como los patrones de movimiento de población.
En ese mismo tiempo, nuestro país aumentó significativamente su tasa de motorización. En 2022 se calculaban poco más de 55 millones de vehículos, lo que implica 24.5% del total nacional de emisiones de gases de efectos invernadero. Por tal motivo, la electrificación sostenible y renovable del transporte es un componente clave para lograr los objetivos de descarbonización.
La modernización del transporte y su infraestructura podría resultar en emisiones por 140 MTCO2e (tonelada métrica equivalente de dióxido de carbono) para 2030 y 44 MTCO2e para 2050, es decir una reducción del 86% de las emisiones por debajo de lo proyectado para 2050, lo que podría evitar 75 mil muertes relacionadas con la exposición a la contaminación, según una estimación de World Resources Institute.
En definitiva, la electromovilidad está transformando el transporte de carga y pasajeros hacia modelos más sostenibles. La combinación de sistemas de gestión de energía avanzados, infraestructura de carga rápida y soluciones de conectividad abren oportunidades para impulsar la adopción masiva de la movilidad eléctrica y acelerar la transición energética. Es crucial seguir fomentando la colaboración entre consumidores, empresas, academia, gobiernos y organizaciones sociales para impulsar la innovación y garantizar un desarrollo sostenible del transporte.
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