Por Marco Cosío, VP para Smart Infrastructure en Siemens México, Centroamérica y El Caribe
Todo y todos estamos conectados la mayor parte del tiempo. Los centros de datos tienen la tasa de crecimiento más alta que cualquier otro mercado de infraestructura. Gracias a Internet, trabajamos a distancia, compramos, aprendemos, hacemos llamadas con video para comunicarnos con familiares y amigos, en general, hacemos uso de muchos servicios que residen en la Nube, cuya información reside en los Centros de Datos (CD). En 2021, el 95% del tráfico de éstos se ejecutó a través de esa plataforma.
En la práctica, un centro de proceso de datos es una fábrica. Consume recursos, implica trabajo humano, produce gases residuales, necesita atención constante, y requiere una constante actualización de inventario. Es un motor en una compleja cadena de suministros. Su gestión es una tarea complicada, ya que hay miles de aplicaciones y dispositivos involucrados, y su interconexión e intercomunicación es un reto constante.
Las aplicaciones que corren sobre la Nube y que residen en CD deben estar disponibles 24 horas al día durante toda la semana pero satisfacer esta demanda, genera altas emisiones de CO2 debido a los sistemas de refrigeración que requieren mucha energía, entre muchas otras cosas. Por otra parte, el auge del cloud computing está llegando al extremo de la red (Internet), lo que ha contribuido también a la interrupción de la infraestructura de corriente continua, poniendo en riesgo la información y las operaciones que realizamos diariamente.
Los centros de datos no pueden fallar y deben responder rápidamente a los aumentos en la demanda de capacidad, reduciendo las emisiones de carbono y al mismo tiempo abordando la creciente complejidad y las amenazas de ciberseguridad. El costo promedio de una interrupción no planificada durante los últimos años en un CD, ha aumentado a casi nueve mil dólares por minuto, según el Ponemon Institute, sin considerar los efectos indirectos como la pérdida de reputación, las costosas reclamaciones de los clientes y los altos costos de restauración de sus equipos.
Una de las principales causas de interrupción en las operaciones de los CD es la falla de energía y, de acuerdo con el Uptime Institute, el 80% de éstas se pueden prevenir, por lo que la alimentación confiable de electricidad sigue siendo un requisito clave para el diseño y las operaciones de un centro de datos. Descarbonizar estas infraestructuras ayudaría a incrementar su seguridad –tanto física como de la información que albergan– y a reducir sus costos de operación.
Actualmente existen más de 500 centros de datos de hiperescala en todo el mundo. Para minimizar su huella de carbono, en Siemens hemos desarrollado diferentes tecnologías y metodologías con base en las cuales podemos dar algunas recomendaciones. Por ejemplo, cuando un CD genera y administra su propia energía, sus costos son predecibles, tiene un impacto directo en su sostenibilidad y no está limitado por la disponibilidad de la red.
Las soluciones de energía en el sitio ofrecen una mejor forma de administrar de manera proactiva su consumo y ayudan a transformar los centros de datos de un consumidor pasivo de energía a un prosumidor. Aquí aplican las microrredes locales inteligentes que son fáciles de operar y más ecológicas que las redes eléctricas tradicionales.
Por otra parte, habilitar una reducción de la carga máxima de energía en las instalaciones de un CD por medio de programas de respuesta a la demanda de servicios públicos, o la implementación de plantas de energía virtual, ayudaría significativamente a mantener su confiabilidad.
La medición y el análisis constantes de la calidad de la energía también pueden reducir los riesgos y detectar eventos inesperados con anticipación. Los operadores pueden recibir una notificación instantánea si se producen problemas transitorios, caídas/aumentos o alteraciones de voltaje. También pueden crear estrategias inteligentes para activar alarmas personalizadas, realizar el control de demanda, hacer corrección automática del factor de potencia o predicciones de carga.
El análisis de datos y los informes se pueden realizar mediante un software de administración de energía, que puede mostrar capturas de forma de onda con una marca de tiempo de milisegundos, localizar la fuente de la alteración y graficar la magnitud o duración de todos los eventos de variación de corriente.
Comparto aquí el caso de nuestro el centro de datos EAGLE en Múnich, Alemania, que utiliza refrigeradores híbridos de última generación que ofrecen varios modos de operación. Dependiendo de las condiciones externas, sus sistemas seleccionan automáticamente el mejor y el más eficiente y lo activan.
También utilizamos el denominado enfriamiento adiabático, es decir, por evaporación, que retrasa la operación de ése proceso varias horas al año en comparación a si se hiciera de forma mecánica. Esto permite abastecer el CD de aire frío hasta en un 80 % del tiempo sin tener que recurrir a una máquina frigorífica.
Además este centro de datos compra exclusivamente electricidad verde a la empresa de servicios públicos Stadtwerke München, por lo que también se puede garantizar la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente al operar los numerosos servidores y dispositivos electrónicos que resguarda.
Por sus medidas de protección ambiental, nuestro EAGLE Data Center recibió el certificado LEED Gold que avala el ahorro de recursos y su construcción sostenible. Algunas de sus especificaciones son el uso de agua de lluvia en las instalaciones sanitarias, una conexión para traslados favorables de personas que permite un uso intensivo del transporte público local, techos verdes para soportar las condiciones climáticas en el edificio, el uso de materiales locales y reciclables, así como la omisión de uso de materiales nocivos para el medio ambiente y la habilitación de recuperación de calor en el sistema de aire acondicionado.
Aparte de predicar con el ejemplo, queremos trabajar en conjunto con la triple hélice mexicana en la descarbonización, no sólo de centros de datos, sino de cualquier infraestructura, para contribuir a hacer más sostenibles nuestras ciudades y en consecuencia, nuestro futuro.