El gas natural es una mezcla de hidrocarburos simples compuesta principalmente de metano (CH4) y otros hidrocarburos más pesados como etano (C2H6), propano (C3H8) y butano (C4H10); además también puede contener trazas de nitrógeno, dióxido de carbono (CO2), ácido sulfhídrico (H2S) y agua. Dependiendo de su origen se clasifica en:
- Gas asociado: es el que se extrae junto con el petróleo crudo y contiene grandes cantidades de hidrocarburos.
- Gas no asociado: es el que se encuentra en depósitos que no contienen petróleo crudo.
El procesamiento del gas natural se realiza a través de procesos industriales que transforman el hidrocarburo extraído del subsuelo en gas seco o gas natural comercial (GNC), y Gas Licuado de Petróleo (GLP).
El GNC es gas natural seco almacenado a una presión de 200-250 atmósferas en estado gaseoso en un recipiente. Este gas natural es principalmente metano, que al tener un alto índice de hidrógeno por carbono produce menos CO2 por unidad de energía entregada, en comparación con otros hidrocarburos más pesados.
Entre sus principales usos del gas natural, destacan el de combustible para transporte, hogares, comercios e industrias. Asimismo, es empleado para la generación de energía eléctrica por medio de plantas de ciclo combinado, tecnología consiste en utilizar la combustión del gas natural y el vapor que producen los gases de escape para generar electricidad de manera complementaria.
No obstante, también desempeña un papel fundamental como materia prima en la elaboración de productos petroquímicos, ya que, de forma relativamente fácil y económica, puede ser convertido a hidrógeno, etileno o metanol para fabricar diversos tipos de plásticos y fertilizantes.
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