En el marco de “Inside Latam” de Moody’s en México, una de las mesas más concurridas fue protagonizada por Pemex, con un repaso a su riesgo soberano y sus repercusiones regionales, donde analistas exploraron la situación de la petrolera y sus implicaciones en la trayectoria fiscal de México.
Moody’s Corporation advirtió que el déficit de México superó 5% del PIB en 2024 y que la deuda pública se ubicará por encima del 50% del PIB hacia 2027. En un entorno de bajo crecimiento económico y gasto rígido, los apoyos recurrentes a Pemex aumentan la presión sobre las finanzas públicas y condicionan la perspectiva del soberano y de los gobiernos subnacionales.
Durante su intervención, Roxana Muñoz, analista de Pemex en Moody’s, explicó los factores detrás del ajuste en la nota. “Hace un par de semanas subimos la calificación de Pemex de B3 a B1. Pero la calificación intrínseca, sin el apoyo del gobierno, permaneció en Ca. Esa no la tocamos. Lo que subimos fue la calificación final, reflejando el cambio en la manera en que el gobierno federal está apoyando el pago de la deuda”.
Muñoz detalló las operaciones clave en este proceso: notas por 12 mil millones de dólares para sustituir deuda de corto plazo; un fondo de inversión de 13.3 mil millones para proveedores; una recompra de bonos por 9.9 mil millones junto con transferencias de capital; y una línea presupuestaria adicional de 14 mil millones para 2026. “Por primera vez vemos un apoyo multianual para la compañía”, añadió. “La federación está haciendo transferencias y estructuras para ayudarle a sanear tanto la deuda de corto plazo como algunos de los vencimientos de los siguientes cinco años”.

Renzo Merino, analista soberano principal para México en Moody’s, señaló que el respaldo a Pemex implica riesgos fiscales. “El gobierno parece estar evitando de manera explícita las garantías directas; por eso se crean estructuras que benefician a Pemex pero no son garantías formales. Esto implica que los pasivos contingentes para el soberano han aumentado”.
Y agregó que la relación fiscal entre Pemex y el gobierno ha cambiado radicalmente. “Hasta el año 2018 las contribuciones netas eran en promedio 2% del PIB. A partir de 2019 cuando el gobierno empieza a darle más apoyos a la compañía, lo que vemos es que ese apoyo bajó sustancialmente. En 2024 hay ya un cambio radical: la relación se vuelve negativa”.
Moody’s proyecta que en 2025 los apoyos fiscales a Pemex serán mayores que sus contribuciones, lo que mantiene la presión sobre la calificación soberana de México.
Menores ingresos petroleros. Más fortaleza local
Matthew Walter, Associate Director en Moody’s Local México, abordó el efecto en gobiernos subnacionales. “En 2014 la parte petrolera era equivalente a 25% de las participaciones. El año pasado era apenas 4%”, expuso.
Aunque el fondo de estabilización ha compensado caídas en las transferencias, Walter subrayó que su capacidad es cada vez más limitada, añadiendo que algunos estados han fortalecido sus ingresos propios mediante reformas fiscales e impuestos locales: “Ya tenemos algunos estados que 40% de sus ingresos relativos ya son propios”, sostuvo.
Este contraste marca una diferencia entre entidades que han avanzado en su autonomía financiera y aquellas que siguen dependiendo en gran medida de las participaciones federales.

Moody’s insistió en que la mejora de la nota no significa que los problemas de Pemex se hayan resuelto. “Todavía tienen muchos riesgos en la parte operativa”, reconoció Muñoz. “El negocio de refinación es el que está generando pérdidas y no hemos visto medidas implementadas que reviertan esta tendencia”.
La calificadora advirtió que los flujos de efectivo negativos se mantendrán mientras no haya un aumento sostenido en la producción ni mejoras en rentabilidad.






