La posición financiera de Petróleos Mexicanos (Pemex) se ha mantenido en el centro del debate energético global, al reportar una brecha negativa de 78% entre sus activos y pasivos durante 2024, de acuerdo con datos financieros consolidados analizados por Latinometrics. Esta proporción convierte a la estatal mexicana en la petrolera con mayor nivel de endeudamiento relativo entre un grupo de 15 empresas del sector a escala internacional.
A diferencia de competidoras como Saudi Aramco, Exxon Mobil o Shell, cuyos balances muestran activos superiores a sus pasivos, la situación de Pemex representa un desequilibrio estructural que plantea riesgos para su sostenibilidad financiera. Incluso otras empresas latinoamericanas como Petrobras, Ecopetrol o YPF registran márgenes negativos más contenidos.
El diferencial en la proporción de deuda no solo refleja una presión sobre la operación de la compañía, sino también sobre las finanzas públicas mexicanas, debido al papel estratégico que Pemex juega en los ingresos presupuestarios y en la política energética del Estado. Su alto nivel de apalancamiento financiero ha sido objeto de análisis por parte de calificadoras y organismos multilaterales.
Este panorama se complica en un entorno de transición energética y volatilidad internacional, que exige inversiones crecientes y eficiencia operativa. Aunque Pemex ha anunciado planes para fortalecer su posición financiera, la magnitud de sus compromisos mantiene abierta la discusión sobre la viabilidad de su modelo operativo actual y los costos asociados a su rescate estructural.






