Petróleos Mexicanos (Pemex), fundada en 1938 tras la nacionalización del sector petrolero, atraviesa una grave crisis financiera. A pesar de ser uno de los mayores actores en la economía de México y contar con una red de casi 9,000 estaciones de servicio, la compañía enfrenta deudas que equivalen a casi el 10% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
En 2023, Pemex generó alrededor de 100 mil millones de dólares en ingresos fiscales, lo que representó una parte significativa de las finanzas nacionales. Sin embargo, la situación actual de la empresa, considerada la petrolera más endeudada del mundo, plantea serias preocupaciones para su estabilidad y sostenibilidad a largo plazo.
El nivel de deuda de Pemex ha sido un factor clave en su lucha por mantenerse competitiva y solvente. A pesar de ser un actor fundamental en la producción y distribución de energía en México, la compañía se encuentra en medio de un proceso de reestructuración financiera, mientras enfrenta desafíos relacionados con el precio global del petróleo, la transición energética y las políticas internas del gobierno mexicano.
Este panorama financiero pone en riesgo su capacidad de inversión y expansión, lo que podría afectar el suministro de energía en el país y la economía en general. La situación de Pemex sigue siendo un tema de gran preocupación y vigilancia para las autoridades económicas y los inversionistas.