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El nuevo mapa energético: Lo que viene

Por Marcos Ávalos
Economista y asesor energético. Profesor de Asignatura en la Facultad de Economía, UNAM.

La guerra comercial entre Estados Unidos y China, la guerra entre Rusia y Ucrania, y la resaca de la pandemía en las cadenas de suministro mundial, retresarán la vieja demanda de la sociedad, de gobiernos y de la comunidad internacional de transitar de una matriz que supone el uso masivo de fuentes de energía fósiles hacia otra en la que predominan las fuentes de energía renovables en conjunto con acciones de eficiencia energética. No podemos soslayar el hecho de que los combustibles fósiles (principalmente petróleo y gas natural) son la fuente de energía más utilizada en la actualidad y seguirán siéndolo por los próximos 20 años.[1]

A pesar que el desempeño de los precios del gas natural en los últimos dos años ha sido volátil, y no el esperado impulsado por una variedad de factores que incluyen la dinámica de la oferta y la demanda, los patrones climáticos y las condiciones económicas mundiales, serán clave para las economías en los próximos años.

El gas natural está desempeñando un papel cada vez más importante en las economías y es un componente clave del nuevo mapa energético mundial. Con sus bajas emisiones de carbono y su abundancia, el gas natural se considera una alternativa más limpia a otros combustibles fósiles, en particular al carbón.

Muchos países de todo el mundo están invirtiendo en infraestructura y tecnología de gas natural para desarrollar sus propios recursos de gas natural o importar (exportar) gas natural licuado (GNL) de o hacia otros países. Esto incluye a los principales consumidores como China e India, así como a economías desarrolladas como Estados Unidos, Europa y Japón.

No podemos negar que una de las tendencias clave en la industria del gas natural es el crecimiento del comercio de GNL, que permite a los países acceder al gas natural de una variedad de fuentes en todo el mundo. Esto ha llevado a un mercado global de gas más interconectado y una mayor competencia entre los proveedores de gas. El crecimiento del comercio de GNL también está ayudando a aumentar la disponibilidad de gas natural en regiones donde anteriormente era escaso o de difícil acceso.

Otra tendencia es el uso creciente de gas natural en la generación de energía, particularmente en países donde existe la necesidad de reducir las emisiones de carbono del sector eléctrico. Las centrales eléctricas de gas natural se consideran una fuente de electricidad flexible y de emisiones relativamente bajas, y muchos países están invirtiendo en infraestructura de gas natural para respaldar esta transición.

En general, es probable que el gas natural desempeñe un papel importante en la combinación energética global en el futuro previsible, ya que los países buscan equilibrar sus necesidades energéticas con sus objetivos de cambio climático. Al menos dos eventos recientes fortalecen esta idea:

  1. En primer lugar, la reciente reunión ministerial del grupo del G7 en Japón ha enfatizado la importancia de retener el GNL como combustible de transición durante los próximos 10 a 15 años, al tiempo que promueve la tecnología de combustión conjunta de amoníaco para reducir las emisiones de CO2 de las centrales eléctricas de carbón; y
  2. 30 proyectos relevantes de aceite y gas natural que serán aprobados e impulsados en 2023 en países Qatar, Arabia Saudita, Brasil, Emiratos Árabes Unidos, Noruega, Guayana, USA, Angola, Malasia , Canadá, China, Rusia, Reino Unido, Israel, Egipto, Argentina y México entre otros.

El gas natural es una importante fuente de energía en México, y el país cuenta con importantes reservas del recurso. Necesitamos seguir apoyando el desarrollo de la industria del gas natural en México para lo que viene.

[1] Véanse los últimos reportes World Energy Outlook 2022 y 2021. Asimismo, la Agencia Internacional de Energía (AIE) sostuvo hace un mes, que se requieren inversiones adicionales en gas upstream para compensar las disminuciones de los campos existentes, incluso si la demanda general de gas se mantiene estable o disminuye.

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