Después de casi un siglo, la producción de petróleo en el golfo de México se dirige a su punto álgido, con las nuevas plataformas proporcionando los últimos suministros mientras la región se convierte en un punto caliente para el enterramiento de gases de efecto invernadero.
Algunas empresas, entre ellas Exxon Mobil Corp, se han deshecho de sus activos en el golfo, la principal fuente de petróleo en alta mar del país, y en su lugar se dedican a capturar y almacenar dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero bajo tierra.
Según diversos analistas, la región podría convertirse pronto en terreno de disputa por el petróleo, la captura de carbono y las energías renovables.
Según la consultora Wood Mackenzie, se prevé que la producción de petróleo y gas en el golfo de Estados Unidos aumente un 17% hasta alcanzar la cifra récord de 2,6 millones de barriles diarios equivalentes de petróleo (bpepd) en 2025, frente a los 2,2 millones de bpepd de este año, antes de empezar a disminuir.
Este aumento refleja una avalancha de nuevas plataformas de Shell, BP, Chevron y otras, presupuestadas antes de que la pandemia afectara a la demanda mundial e hiciera que las empresas redujeran sus inversiones.
Tres de las nuevas plataformas añadirán 315.000 barriles de petróleo al día, casi tanto como los 365.000 bpd que Pioneer Natural Resources, el tercer productor estadounidense de petróleo de esquisto, bombeará este año.
En la Conferencia de Tecnología Marina (OTC, por sus siglas en inglés) de esta semana, que atrae anualmente a más de 50.000 personas, casi una cuarta parte de las ponencias versarán sobre energía eólica marina, energías renovables, captura de carbono y transición energética, según los organizadores.
La captura y almacenamiento de carbono (CCS, por sus siglas en inglés) ya ha atraído nuevas inversiones, ya que empresas como Exxon, Occidental Petroleum y Talos Energy compran emplazamientos para almacenar CO2 a refinerías de petróleo, fabricantes de productos químicos y productores de gas natural licuado.
Según Scott Nance, analista de Wood Mackenzie, la CCS «se convertirá sin duda en una parte importante de la actividad empresarial» de la cuenca. El desarrollo petrolífero seguirá dominando la región, pero coexistirá con la CCS y las energías renovables, como la eólica marina y la solar.
Según los organizadores de la conferencia, la energía eólica, las energías renovables, la captura de carbono y la transición energética constituyen el 24% de los grupos de discusión de la OTC de este año, mientras que la perforación, la terminación de pozos y la ingeniería de yacimientos splo representan el 15% de las sesiones, y el tercer grupo en importancia es el de desmantelamiento y prolongación de la vida útil, es decir, los proyectos petrolíferos próximos a su fin.
Con todo, la última gran bocanada de nueva producción de petróleo de la región será impresionante: Shell prevé añadir 100.000 boepd de la nueva plataforma Vito, BP añadirá 140.000 boepd de Argos, su primera plataforma nueva desde el vertido de Deepwater Horizon hace 15 años.
El año que viene, Shell y Chevron pondrán en marcha su proyecto Whale, de 100.000 barriles diarios, y Chevron terminará la puesta en marcha de su proyecto Anchor, de 75.000 barriles diarios. LLOG Exploration y Repsol proyectan la plataforma Salamanca, que bombeará 60.000 bpd de crudo a mediados de 2025.