El Massachusetts Institute of Technology (MIT) desarrolló una estrategia para disminuir el desperdicio de energía solar y eólica, centrada en una planificación más detallada. Este enfoque busca transformar la intermitencia de estas fuentes en una ventaja, reduciendo la dependencia de costosos sistemas de almacenamiento.
La propuesta utiliza datos meteorológicos a escala más pequeña, de unos pocos kilómetros, para optimizar la ubicación de parques solares y eólicos. Esto permitiría que las caídas en la producción solar en una región se compensen con incrementos en la generación eólica de otra, asegurando un balance entre oferta y demanda.
Aunque las energías renovables ofrecen electricidad limpia, su variabilidad sigue siendo un reto para las redes eléctricas, que requieren estabilidad. Según el MIT, con una selección cuidadosa de los sitios de instalación, se puede maximizar la eficiencia del sistema y reducir los costos asociados al almacenamiento de energía.