La estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) ha despertado un renovado interés entre los inversionistas, a pesar de su alta deuda y producción en declive. Los bonos de la empresa han reducido su rendimiento adicional respecto a los soberanos mexicanos, impulsados por la expectativa de un paquete de rescate de hasta 50,000 millones de dólares.

Claudia Sheinbaum, presidenta de México, aún no ha presentado un plan oficial, pero su enfoque hacia una reforma energética y mayor control gubernamental sobre Pemex ha generado confianza en los mercados. “La persona a cargo de Pemex es la propia Sheinbaum”, señaló Pramol Dhawan, de Pacific Investment Management, citado por Bloomberg.

A pesar de este optimismo, Pemex enfrenta retos financieros y operativos. La producción ha caído a 1.6 millones de barriles diarios, la cifra más baja en 40 años, y la empresa arrastra una deuda de 100,000 millones de dólares, con vencimientos de 19,000 millones en bonos para 2026.

Los inversionistas esperan que el gobierno presente una estrategia antes de septiembre, cuando se definirá el presupuesto nacional. Pemex, por su parte, prevé anunciar su nuevo plan de negocios a finales de año, donde delineará sus objetivos de producción y estabilidad financiera.