La empresa estadounidense ExxonMobil firmó un acuerdo con el gobierno de Trinidad y Tobago para iniciar la exploración de hidrocarburos en una extensa zona marítima ubicada al este del país. El área abarca más de 7,000 kilómetros cuadrados y supera los 2,000 metros de profundidad. El proyecto se desarrolla en medio de presiones internacionales para que la nación caribeña avance hacia modelos de energía más sostenibles.
El vicepresidente de exploración global de ExxonMobil, John Ardill, señaló que la negociación se concretó en seis meses, un plazo que calificó como “sin precedentes”. Aunque reconoció que “no hay garantías de éxito”, destacó que los mayores descubrimientos recientes han ocurrido en entornos similares. La empresa prevé iniciar una evaluación geofísica en los próximos seis meses, como paso previo a las perforaciones de prueba.
Durante el anuncio, Ardill mencionó el caso de Guyana como referencia regional. En menos de cinco años, ese país pasó del descubrimiento inicial a la producción petrolera, alcanzando actualmente unos 650,000 barriles diarios. “Vemos un gran potencial para replicar el éxito de Guyana aquí”, afirmó. La comparación refuerza las expectativas sobre el posible impacto económico del proyecto en Trinidad y Tobago.
La primera ministra Kamla Persad-Bissessar indicó que se aplicarán mecanismos de supervisión ambiental para garantizar el cumplimiento de estándares. Aunque aseguró que se buscará reducir las emisiones de carbono, defendió el uso de los recursos fósiles del país. “Trinidad y Tobago tiene una ventaja competitiva cuando se trata del sector energético, y no deberíamos renunciar a eso a la ligera”, declaró.
El acuerdo se produce tras el fracaso de una alianza energética con Venezuela, bloqueada por la revocación de licencias estadounidenses vinculadas a sanciones. ExxonMobil había operado en Trinidad entre 1998 y 2003, pero se retiró tras resultados negativos. Su retorno plantea nuevas expectativas sobre el papel del país en el mercado energético regional, en un contexto marcado por tensiones geopolíticas y desafíos climáticos.






