La central hidroeléctrica de Santo Antonio, ubicada en el río Madeira, en la Amazonia, ha incrementado su producción de electricidad luego de la histórica sequía de septiembre y octubre de 2024, que afectó a vastas zonas de Sudamérica. Tras el inicio de la temporada de lluvias y la estabilización de los niveles de agua, la planta ha logrado generar hasta 400 megavatios (MW) durante los meses de sequía, una cifra significativa dadas las condiciones extremas.
Operada por Eletrobras, la mayor compañía eléctrica de América Latina, la central ha implementado un sistema para elevar artificialmente los niveles de agua en el río, una medida adoptada tras las lecciones aprendidas del año pasado. Con capacidad para generar más de 3 gigavatios (GW), Santo Antonio sigue siendo un pilar fundamental para la producción de energía en Brasil, donde la energía hidroeléctrica representa el 60% de la generación eléctrica total.
La sequía de 2024 provocó niveles históricos bajos de agua en los ríos de la cuenca del Amazonas, afectando la generación de electricidad en varios países sudamericanos. Sin embargo, Brasil, que en 2023 generó el 91% de su electricidad a partir de fuentes limpias, continúa con una de las combinaciones energéticas más sostenibles del mundo, con un 60% de energía hidroeléctrica y un 21% proveniente de energías eólica y solar.
A pesar de esta recuperación, las sequías continúan representando un desafío para el país, que a menudo debe recurrir a importaciones de gas natural licuado (GNL) para garantizar la seguridad energética.