El contexto energético se transforma rápidamente y la energía hidroeléctrica no se queda atrás, valorizando las oportunidades que le ofrecen las nuevas tecnologías para optimizar eficiencia y seguridad: hoy en día, las centrales poseen sistemas digitales cada vez más avanzados para la gestión, el monitoreo y la manutención.
En este ámbito, la innovación de Enel es vanguardista. El primer paso fue el banco de datos: Enel Green Power ha desarrollado varios proyectos, entre ellos, Wireless Sensors for hYdro monitoring (WISY), que consiste en una red de sensores inalambricos capaces de recoger y transmitir, en tiempo real, todas las informaciones de la planta hidroeléctrica.
Para la gestión y el análisis de los datos hemos desarrollado internamente una arquitectura para los “Big Data Hydro”: todas las informaciones provenientes de una central son enviadas a una plataforma en nube, se almacenan en un “lago de datos” y se recopilan tanto los datos operativos como los bancos de datos, relativos a costes y manutención de las plantas. Posteriormente, los algoritmos estadísticos procesan esa información para individuar inmediatamente eventuales problemáticas funcionales, evitando así daños y reduciendo los costes, maximizando la producción.
La digitalización también favorece la eficiencia energética. Por esta razón, Enel ha patentado un algoritmo que, posteriormente, fue integrado con un software desarrollado con el fin de optimizar el rendimiento de las turbinas hidroeléctricas, especialmente las Kaplan (KOOS – Kaplan Online Optimization System). Los sistemas wireless también se utilizan en el proyecto CLOSER – Communication in tunnels, gracias al cual, durante las inspecciones en los túneles de diques o galerías, nuestros técnicos pueden comunicarse en tiempo real: en el caso de los túneles, el sistema está conectado a antenas colocadas al principio y al final de los mismos, mientras que las mochilas de los técnicos tienen pequeñas antenas y un rúter, que les permite utilizar el móvil con la aplicación pertinente.
Asimismo, buscamos mejorar la seguridad de nuestras personas, un tesoro valioso para nuestra empresa. Para lograr este objetivo, hemos desarrollado una inteligencia que permite conocer el estado de limpieza en el que se encuentra un particular componente de la planta llamado rejilla: en el caso en que la misma esté sucia, el sistema advierte de inmediato a las personas que se ocupan de limpiarla, evitando a los encargados de manutención recorrer inútilmente varios kilómetros, pues las plantas se encuentran en zonas alejadas y así disminuir los riesgos ocasionados por el desplazamiento.
Con relación al mundo de la analítica avanzada, se lanzó el proyecto Presagho: se trata de la creación de una inteligencia que permite elaborar modelos predictivos relacionados con los daños producidos en nuestras instalaciones. En EGP, prevenir es mejor que curar.
La innovación tecnológica, junto con las tecnologías digitales, utiliza cada vez más la automatización. Por ejemplo, cuando los técnicos tienen dificultad en llegar hasta las tuberías, es posible enviar un robot, como sucede en nuestras centrales de Chile. Asimismo, utilizando drones podemos controlar desde arriba el estado en el que se encuentra una central o un dique. En este ámbito, otra innovación es el proyecto que hemos puesto en marcha en Italia para efectuar operaciones especiales con los drones también en modalidad “Beyond Visual Line of Sight”, que significa “más allá de la línea visual del operador”.
Sostenibilidad ambiental y social
Según la visión de nuestro Grupo, la innovación tiene que tener la mirada dirigida siempre hacia la sostenibilidad. Por eso, nuestras plantas hidroeléctricas también son centros que tutelan el ambiente y la biodiversidad.
La central hidroeléctrica de El Canadá, en Guatemala, se encuentra sobre el río Samalá, uno de los ríos más contaminados del país; gracias al sistema de depuración que instalamos, los campesinos pueden utilizar sus aguas para regar los campos. En Italia, realizamos algunas de las obras más innovadoras para salvaguardar la biodiversidad: por ejemplo, el sistema de escaleras para peces en el dique de la Isla Serafini, favoreciendo la repoblación pesquera del río Po, o el sistema análogo para anguilas en la central de Coghinas, en Cerdeña.
La central de El Quimbo, en Colombia, es un ejemplo de convergencia entre sostenibilidad ambiental y social. Por un lado, lanzamos un programa para ampliar de 11.000 hectáreas la foresta que rodea Huila, la foresta tropical seca más grande del país. Por el otro, para poder satisfacer las exigencias de las comunidades locales, construimos nuevas viviendas y organizamos iniciativas concretas con el fin de reforzar las organizaciones sociales y comunitarias e impulsar la economía.
El mismo método participativo fue la característica central de los acuerdos firmados con las poblaciones Pehuenches en tres áreas chilenas, para poner en marcha proyectos de desarrollo económico para la gestión compartida y sostenible de los recursos hídricos: la solución más equilibrada para garantizar el suministro a las familias y la producción de energía.