Por: Octavio Espejo
Es un hecho que dos terceras partes de las emisiones culpables del cambio climático actual se deben al uso y producción de energía. Dentro del marco del Día mundial del ahorro de energía, cabe resaltar algunos datos sobre el sector energético en nuestro país, las soluciones que ha dado el gobierno y una mirada al futuro que nos espera si el tema no se convierte en una prioridad.
El pasado 21 de octubre se celebró el Día mundial del ahorro de energía y resulta una oportunidad para reflexionar sobre nuestros hábitos de consumo, pero en realidad, las implicaciones de esto van más allá de las pequeñas acciones que como individuos podemos fomentar en nuestra vida diaria para darle un respiro al planeta: se necesita un plan estratégico nacional para que el impacto sea verdaderamente significativo.
Aunque la ONU ha hecho un llamado para promover la generación de energía limpia en todo el mundo, muchos países aún están lejos de adoptar alternativas a un nivel significativo. Según el Instituto de Ecología, para que México pueda reducir la emisión de gases de efecto invernadero y carbono negro para 2030, se requiere un esfuerzo casi heroico, pues hasta el momento el país cuenta con 50 parques fotovoltaicos, 68 eólicos, 63 hidroeléctricas y cuatro proyectos geotérmicos que, si bien han logrado incrementar la cantidad de energía de fuentes renovables, continúan siendo insuficientes para que se alcance el 35% que dicta la Ley General de Cambio Climático para el abastecimiento de los consumidores.
La Comisión de Energía de la Cámara de Diputados dictaminó recientemente la iniciativa de cancelación del horario de verano en México. Luego de que los expertos en energía realizaran los análisis correspondientes, se concluyó que el beneficio económico y los ahorros energéticos son mínimos. A pesar de ello, el decreto entró en vigor el 1 de noviembre, excepto en los estados fronterizos con Estados Unidos.
Para que México avance en materia de energías renovables es necesario un esfuerzo conjunto de factores económicos, sociales y legales. La protección de la innovación a través de los derechos de Propiedad Industrial es un camino que impulsa la investigación y desarrollo de nuevos medios para producir y almacenar energía; así como a capitalizar los esfuerzos e inversión necesaria para estos desarrollos. Por otro lado, recordemos que desde 2019 la transformación digital y el desarrollo tecnológico han venido a solucionar problemáticas en todos los sectores y el de la energía no es la excepción.
A nivel mundial, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) contribuyen de forma activa a la reducción de emisiones, pues están enfocadas en transmitir y almacenar información, utilizando sistemas eficientes que requieren menos energía a través de la innovación sostenible. La tecnología digital es un término que está ganando terreno cuando se habla sobre la economía digital, pues es a través de esta herramienta que se está generando un cambio para impulsar el desarrollo sostenible.
Son muchas y variadas las formas en las que las TIC influyen en la reducción de emisiones; quizá el ejemplo más sonado es el de las mejoras en la comunicación móvil mediante el 5G, que además de consumir una décima parte de lo que consume el 4G, proporciona 30 veces más capacidad. Por otro lado, la innovación también ha permitido la optimización de la eficiencia energética solar y la reducción en los costos de fabricación de paneles solares a través de las células fotovoltaicas.
México cuenta con suficientes recursos para incrementar el uso de energías limpias: hay abasto solar y eólico para generar 100% de la energía consumida anualmente en el país. Por el momento, Baja California, Oaxaca y Veracruz son los principales productores de energías limpias. Y aunque el panorama parece alentador, la realidad es que a pesar de tener la capacidad para lograr —e incluso superar— los objetivos en materia de energías renovables para generar no sólo un impacto en el medio ambiente, sino un beneficio social, se requiere una reformulación de las estrategias que, hasta el día de hoy, han sido insuficientes para la sustitución de la producción de energías con combustibles fósiles. Asimismo, el país cuenta con incentivos para el desarrollo y un sistema de protección de la propiedad industrial, a través de patentes, modelos de utilidad y diseños industriales que permiten obtener el máximo valor de la innovación.
No cabe duda de que los avances tecnológicos son el futuro hacia un mundo más verde, pero las decisiones que tomemos en el presente dependen de que reflexionemos y evaluemos nuestra relación con el medio ambiente para determinar el camino hacia la creación de soluciones más sostenibles.