Alfredo Alvarez Laparte , Socio Líder de Energía para EY Latinoamérica
Con el sector mundial de energías renovables experimentando un auge sin precedentes, impulsado por una inversión récord de 1.8 billones de dólares en energía limpia en 2023 de acuerdo con BloombergNEF[1], invertir en este sector se ha convertido en una decisión fundamental: se encuentra a la vanguardia del desarrollo tecnológico y goza del apoyo gubernamental a nivel internacional, además de ser una opción ética.
El impulso hacia las energías renovables
Uno de los principales desafíos es el congestionamiento de la red, que ha alcanzado niveles críticos en muchos mercados, limitando las oportunidades de los desarrolladores y erosionando el valor de las inversiones. La rápida electrificación, especialmente en sectores como el transporte y la calefacción, predice que la electricidad será la mayor fuente de demanda energética para 2050. Esto depende de una red eléctrica confiable y resistente. Además, aunque la producción de energía renovable se ha duplicado en países como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania e Irlanda desde 2015 hasta 2022, los problemas de sobrecarga en la red eléctrica han aumentado, sumando presión a una infraestructura ya deficitaria.
Una solución emergente son los sistemas de almacenamiento de energía en baterías (BESS), que permiten gestionar la red y estabilizar los precios. Estos sistemas son eficientes, rápidos de instalar y menos costosos que otras tecnologías de almacenamiento. Los BESS se adaptan a diversas necesidades y pueden desempeñar múltiples roles dentro del sistema energético, solucionando varios desafíos técnicos. Los BESS son clave para impulsar la electrificación y una inversión prometedora, generando ingresos a través de rendimientos «apilables», es decir, acumulando ingresos de múltiples fuentes.
No obstante, invertir en BESS implica un compromiso a largo plazo, con proyectos que pueden durar más de 20 años. Son inversiones altamente localizadas y conllevan más riesgo que otras formas de energía limpia. Por lo tanto, es crucial identificar y evaluar la atractividad de los mercados globales para la inversión en baterías, como muestra la última edición del Índice de Atractividad de Países para Inversiones en Energías Renovables (RECAI) de EY.
Según lo identificado por el estudio, algunos líderes incluyen a EE. UU., que exige BESS en todos los edificios nuevos en California; China, que tiene planes de reducir los costos de BESS en un 30% para 2025; y el Reino Unido, que ha empezado a clasificar los BESS como activos generadores, ofreciendo estructuras tarifarias más flexibles.
Fomentar inversiones sostenibles en Latinoamérica
Otra forma de guiar las inversiones inteligentes es con una visión más contextual de los mercados, es decir, si solo se considera el tamaño absoluto del mercado, pueden pasar desapercibidas oportunidades de inversiones interesantes en mercados que se están desempeñando por encima de las expectativas para su tamaño económico.
Este es el caso de Chile, el cual, en una versión normalizada del Índice, ocupa el tercer lugar, consolidándose como un mercado robusto para los BESS. En general, el potencial de inversión en energías renovables en América Latina es significativo. La región está experimentando un fuerte impulso hacia la transición energética, respaldada por políticas que fomentan la expansión y el incentivo de capacidades. Por ejemplo, Brasil, en el puesto 20 del RECAI, sobresale no solo por su infraestructura eólica, sino también por un sector fotovoltaico en expansión que representa un 17.5% de su matriz energética, con 42 GW instalados, según la Asociación Brasileña de Energía Solar Fotovoltaica[2].
En tanto, en México, que ha ascendido al puesto 33 en el RECAI, se vislumbra un escenario prometedor para los inversores. Este ascenso refleja un realineamiento con las tendencias regionales tras un periodo de fluctuaciones en el sector de energías renovables. La próxima administración electa, ha mencionado realizar inversiones significativas en energía solar, eólica, hidroeléctrica y geotérmica. Esta estrategia incrementa sustancialmente la probabilidad de alcanzar los compromisos climáticos internacionales para 2050, proyectando añadir 13 GW de capacidad de generación verde a la red eléctrica mexicana para 2030.
Con la aproximación del COP29, que se celebrará en solo cuatro meses en Azerbaiyán, el interés en el sector de energías renovables se intensifica, especialmente ante la preocupación de que el cumplimiento de los objetivos de las Naciones Unidas para enfrentar la crisis climática aún está lejano. Algunos expertos consideran que se necesita triplicar la capacidad de generación de energías renovables para el 2030 para alcanzar las metas establecidas.
Este desafío coloca a los inversores en una posición crucial: 1) tienen la oportunidad de liderar la transición energética invirtiendo en tecnologías y mercados emergentes, y 2) asumen un papel vital en la aceleración hacia un futuro más sostenible, justo a tiempo para contribuir significativamente en las discusiones y compromisos que se tomarán en el futuro cercano.
Para aprovechar estas oportunidades, es fundamental tener un conocimiento profundo del mercado global de energías renovables. Acceder a análisis y datos de mercado precisos resulta imprescindible para identificar inversiones que se ajusten bien a los perfiles de riesgo y retorno deseados. Esta información permite a los inversores posicionar sus carteras de manera estratégica, maximizando el impacto y los rendimientos en un momento clave.
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