La pandemia y la caída histórica en los precios del petróleo a principios de 2020 marcaron un hito para la industria energética global. En México, el Gobierno Federal dispuso de instrumentos como las coberturas petroleras para hacer frente a este escenario.
Sin embargo, aun con este tipo de apoyos financieros y fiscales, el país no cuenta con las herramientas suficientes para cubrir todo el boquete que representó la pérdida de ingresos petroleros.
De acuerdo con Joel Tonatiuh Vázquez, Investigador de Energía y Finanzas del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), la contratación de coberturas petroleras ha sido una estrategia acertada por parte del Gobierno de México en el sentido de costo-beneficio, ya que según estimaciones, podrían obtenerse recursos por 2.5 miles de millones de dólares por estos instrumentos en 2020, mientras que el costo de contratación fue de mil millones de dólares en ese año, por lo que se estaría obteniendo un retorno de inversión del 150%.
No obstante, aunque con estos montos las coberturas petroleras ayudaron a mitigar los efectos del 2020, lo cierto es que no son suficientes para cubrir las pérdidas que dejaron los ingresos petroleros.
“Las pérdidas de ingresos petroleros el año pasado fueron del 45% con respecto a lo que se tenía estimado, de acuerdo con datos a noviembre de 2020, y los ingresos de coberturas petroleras no van a cubrir ese boquete. Además, tenemos en ese mismo año que los ingresos petroleros representaron el 10.5% de los ingresos públicos totales, que es el menor porcentaje de ingresos desde el año 2000, lo que la convierte en la menor recaudación de ingresos petroleros en la historia”, señaló.
En entrevista para Global Energy, el investigador indicó que las coberturas petroleras no alcanzan a cubrir este boquete debido a la alta volatilidad que por naturaleza tiene el precio del petróleo, y por ello, es una mala estrategia que el presupuesto público dependa tanto de los ingresos petroleros.
“Lo más eficiente, dada esta volatilidad, es que en México hiciéramos como en otros países y metiéramos todos estos ingresos en un fondo soberano, porque siempre que pasa esto la volatilidad trae consecuencias negativas para el presupuesto.
“Por ello es que, con el shock que en 2020 tuvo el mercado petrolero y la gran incertidumbre en el futuro de cuál es el porvenir para el petróleo, el presupuesto debe despetrolizarse; ya no podemos depender de los ingresos petroleros dado su alto componente de volatilidad y el tema de la transición energética”, subrayó.