El tema energético a nivel mundial se presenta cada día más sensible, y en cierta forma más volátil. Las altas temperaturas en este verano, que ya está en su fase final, nos han dado una advertencia más. La desaparición total de un glacial en Islandia pareciera enviarnos un mensaje acerca de lo grave del cambio climático. No obstante, las lecturas políticas de algunos líderes minimizan los hechos, pensando aun, que la naturaleza se puede controlar con tecnología.
No obstante, el liderazgo corporativo o empresarial ha tenido posturas diferentes, y hoy día muchas empresas productoras de hidrocarburos han dado las lecturas adecuadas y están incluyendo en sus portafolios a las energías alternas. Los casos de BP desde hace ya dos décadas – cambio de British Petroleum a Beyond Petroleum – y ahora Statoil que cambia su nombre a Equinor, son ejemplos de empresas que buscan precisamente asociar su cultura desde su nombre a una nueva manera de considerar su misión y visión, y que ahora va más allá de la exploración y producción de hidrocarburos. Adicionalmente, la empresa Saudí Aramco, la petrolera más grande del mundo en términos de producción de hidrocarburos, también anunció su estrategia de inversión en la generación de energías renovables, reconociendo las capacidades naturales de la región para autoabastecerse.
El tema distintivo de estas energías ha sido el de los costos de generación, por lo que se le ha ubicado como menos competitiva históricamente, esto ya ha venido transformándose. Los avances tecnológicos en el almacenamiento de energía, han incorporado cambios importantes con gran impacto en los costos, que cada día son más competitivos con la energía fósil. Las tecnologías de almacenamiento de energía eólica, solar y eléctrica han incrementado sus capacidades y las “baterías” o “acumuladores” hoy día ya pueden superar varios días, en el caso de los vehículos, y también en el caso de los paneles solares, mismos que ya se encuentran en franco desarrollo para su uso industrial y doméstico.
Por otra parte la energía fósil, que desde hace 4 décadas amenazaba con reducirse y hasta desaparecer – recordar los conceptos de Hubbert y su teoría o curva de predicciones – hoy día también ha sufrido un cambio extraordinario. Nadie discute el fundamento de esta teoría, en cuanto a si existirá o no un pico de producción de crudo a nivel mundial; el tema central es cuándo ocurrirá. Ya fue anunciado en la década de los 90, luego en el 2006 y recientemente muchos piensan que se logró en el 2010. No obstante, la realidad es que la revolución del shale en Estados Unidos ha cambiado ese perfil, pues la explotación de rocas madre, gracias a las tecnologías de pozos horizontales y sobre todo a la estimulación hidráulica o fracturamiento, ha extendido nuevamente el plateau de esa curva del doctor Hubbert.
Esta revolución tecnológica que ha hecho que el país con el mayor consumo de energía pueda autoabastecerse en un futuro cercano, ha contribuido a crear excedentes de volúmenes en el mundo, los cuales, asociados a las situaciones geopolíticas, creadas principalmente por el proteccionismo del presidente de los Estados Unidos, y las guerras de aranceles y precios desatadas contra varios países, principalmente contra China, ha afectado el crecimiento del mercado de energía fósil. Esta realidad de mercados volátiles que vive continuamente la industria, y la otra realidad asociada al cambio climático, ha contribuido a que las empresas operadoras nacionales e internacionales, estén evaluando opciones de crecimiento en mercados adicionales de energía, que le permitan competir en esos segmentos hasta ahora ignorados por sus estrategas.
Este entorno pareciera que se desarrolla lejos de nuestro país, y también pareciera que en nada afecta el tema de necesidades energéticas por un lado y estrategias energéticas por el otro lado. El Plan de Negocios de Pemex está muy claro en su estrategia toral de incrementar la producción de hidrocarburos y lograr un mayor procesamiento de aceite en el país, construyendo una nueva refinería y recuperando la capacidad disminuida del sistema refinador existente, buscando reducir la dependencia en la importación de gasolinas y otros petrolíferos. No refleja ese plan de negocios nada relacionado con una visión complementaria en energías renovables, que pudiera dar a Pemex una visión energética integral, de manera similar a las otras empresas mencionadas.
La seguridad energética debe considerar un crecimiento integral en el suministro de energía de las distintas fuentes. Hoy que el mercado de energías renovables ha crecido y que la tecnología ha logrado reducir sus costos de generación, el país debe plantearse ese crecimiento y Pemex puede convertirse en ese motor de desarrollo, por medio de una subsidiaria que integre las distintas iniciativas que de una u otra manera se han planteado, principalmente desde el sector privado.
La incertidumbre geopolítica actual liderada por las diferencias entre Estados Unidos y China, la misma situación interna de China y su inmenso desafío de tranquilizar la población de Hong Kong, la volatilidad del transporte de hidrocarburos desde la zona del golfo pérsico a través del estrecho de Ormuz, y la tensa relación de Estados Unidos con Irán, son situaciones que apuntan a un fortalecimiento del precio del petróleo, lo cual sin duda, favorece a México, pero también sabemos que este tema de precios es coyuntural y crea volatilidades que impactan la planeación de ingresos de empresas nacionales y los países.
En el tema del cambio climático que dio origen a esta reflexión, pudiéramos decir que el liderazgo mundial se ha equivocado, los líderes se equivocan y arrastran a sus países y al mundo con sus decisiones. Estados Unidos pareciera estar viviendo una burbuja de éxito económico que aleja las posibilidades de una recesión global; no obstante, el entorno internacional se está desdibujando, y los hechos en pleno desarrollo pudieran ocasionar cambios que impacten de manera global a todos. Por cierto, México no está alejado de estas realidades, así que, aunque la economía no debe estar sobre la política, sí es un componente crítico que condiciona decisiones políticas, sobre todo aquellas relacionadas con lo social y que afectan a la gente más necesitada.
(*) Luis Vielma Lobo, es Director General de CBM Ingeniería Exploración y Producción y presidente de la Fundación Chapopote, miembro del Colegio de Ingenieros de México, Vicepresidente de Relaciones Internacionales de la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios, AMESPAC, colaborador de opinión en varios medios especializados en energía, conferencista invitado en eventos nacionales e internacionales del sector energético y autor de las novelas “Chapopote, Ficción histórica del petróleo en México” (2016) y “Argentum: vida y muerte tras las minas” (2019).