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Electricidad, ajustes al modelo actual (7ª parte para un plan sexenal)

Por Javier H. Estrada Estrada y David Madero Suárez

El desarrollo del sector eléctrico de los últimos cuatro años nos obliga a discutir la estrategia requerida en esta materia de manera inmediata y a replantearla a más tardar a partir de la entrada del próximo gobierno federal. En el futuro muy próximo, el sector eléctrico deberá formar parte de la innovación global de las tecnologías de transición energética. Esto incluye, crecimiento industrial y del parque vehicular eléctrico, ciudades inteligentes con viviendas que también acomodan centros de trabajo y educación, así como ajustarse a las medidas de sustentabilidad ambiental que adoptan las empresas y sus banqueros.

Las tendencias del sector de los últimos años no parecen indicar que nos estemos preparando para ello. Las inversiones requeridas en generación y transmisión y distribución son muy elevadas y no se están alcanzando las metas. En 2018, por ejemplo, se estimaba que hacia 2032 se necesitaría una capacidad adicional de generación de 73%, es decir, de 67 GW, compuesta en 45% por tecnologías convencionales y 55% por tecnologías limpias, lo que en conjunto requeriría una inversión equivalente al 7.8% del PIB en 2017.[1] También se preveía el retiro de 115 unidades de termoeléctricas convencionales.

En ese año, la producción de energía eléctrica era de 317 TWh con una capacidad instalada de 74 GW y se tenían 108 mil km de líneas de transmisión y 839 mil km de distribución.[2] El plan de entonces, era incrementar la capacidad instalada de CFE en 12.6 GW hacia 2025, con ciclos combinados y cogeneración en las refinerías, y en menor proporción, con proyectos geotérmicos, hidroeléctricos y fotovoltaicos. Sin embargo, las inversiones de la CFE en capacidad de generación, transmisión y distribución de electricidad entre 2018 y 2021 fueron relativamente bajas, además de que en 2021 la Comisión registró pérdidas históricas por $106 mil millones de pesos (MMM). [3]  Lo anterior, en parte, por el aumento en el precio del gas natural y los hidrocarburos y el empleo de combustóleo en varias de sus plantas de generación.

En ese contexto, la Comisión inició demandas legales contra empresas de transporte de gas natural y plantas de autoabastecimiento de electricidad. Simultáneamente, crecieron las trabas para la interconexión de proyectos basados en energías renovables por parte del gestor técnico, mientras que el regulador económico del sector retrasó la emisión de permisos a empresas distintas a la CFE. En conjunto, los retrasos del regulador y el gestor técnico y las iniciativas de cambios legales provocaron la cancelación de numerosos proyectos de generación. Las reacciones legales han sido múltiples, atrayendo la atención de gobiernos de países con los que hemos firmado tratados o acuerdos comerciales.

En resumen, los avances en la oferta y renovación del sector eléctrico han sido mínimos. En el último PRODESEN se publica que el consumo en 2021 fue de 323 TWh y la capacidad, incluyendo la de los proyectos privados, alcanzó los 86 GW. La longitud de las líneas llegó a 110 mil km en transmisión y 878 mil km en distribución. Entre 2018 y 2021, la demanda de electricidad creció 1.14% anual, es decir, a un ritmo superior al del PIB, que cayó 0.98% promedio anual. Durante ese período, la capacidad de generación en el país creció 4.2% anual, aunque la de la CFE solamente creció 1.9% anual.[4]  El mayor impulso provino de las energías eólica y fotovoltaica, seguidas de la cogeneración, turbo gas y ciclos combinados, tanto en capacidad (MW) como en generación (GWh).

Si bien para 2022 se estima un crecimiento del PIB de hasta 2.5%, para 2023 se espera una nueva depresión en la economía global, que posiblemente también afectará a México. Si bien en años recientes la demanda de electricidad se desplomó por la pandemia, la etapa de recuperación, esta probablemente aumentará más que el PIB. En particular, los requerimientos de electricidad del sector manufacturero enfocado a la de exportación de bienes intermedios no petroleros podrían crecer más de 3%. Lo anterior, impulsado por el nearshoring, por las nuevas tecnologías, o en el mejor de los casos, por una política gubernamental proactiva hacia la inversión privada. En ese contexto, satisfacer la demanda adicional de energía eléctrica representará retos análogos a las que hoy vemos en el atraso de la planta de ciclo combinado de 340 MW en la refinería Olmeca.

Al terminar este sexenio, las preguntas que tendrá que hacerse el sector eléctrico serán muy relevantes. En primer término: ¿Tendremos un buen margen de oferta de electricidad en todo el país de 2025 a 2030? Además, ¿la generación será mayoritariamente limpia?, y ¿será a menor costo para todos los usuarios que hoy? De las respuestas partirán los diagnósticos, retos y programas para el plan de desarrollo del sector eléctrico del gobierno entrante.

Hay varios asuntos clave que deberán resolverse de manera inmediata para no poner en riesgo las posibilidades de repunte de la economía nacional. Uno es la inversión requerida para la generación, transmisión y distribución de electricidad para permitir el crecimiento de la actividad manufacturera en estados colindantes con la frontera norte del país para los sectores automotriz, aeronáutica, maquinaria, muebles, plásticos y electrónica, entre otros. Otro asunto será la puesta en marcha de las plantas de generación de ciclo combinado a base de gas natural y las granjas de plantas solares que ha prometido la CFE.[5] Un tercero, satisfacer la insuficiencia de líneas de transmisión y de distribución de electricidad que aquejan al país, particularmente en previsión a la recuperación de PIB y al crecimiento de los vehículos eléctricos. Finalmente, definir la mejor manera de restituir de los mecanismos que durante este sexenio se han desmontado para promover las inversiones en energías limpias.  

Después de la COP27, la preocupación mundial vuelve a ser el calentamiento global y las medidas para controlar las emisiones de GEI, en línea con la convivencia comercial con China, la paz en Ucrania y el control de la inflación global. En México seguimos imaginando que tendremos tiempo para alinearnos con el mundo. La realidad apremia, las tendencias recientes no son buenas y se aproxima un fuerte aumento de la demanda de electricidad, además del cumplimiento de compromisos con el Acuerdo de París, y de las inversiones en generación verde y en redes de transmisión para automóviles y tractocamiones eléctricos que en breve querrán circular en México.


[1] Programa del Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional. PRODESEN 2018-2032

[2] Programa del Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional. PRODESEN 2019-2033

[3] Programa del Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional. PRODESEN 2022-2036

[4] CFE, “Presentación a Inversionistas 2° Semestre 2022” del 2/VIII/2022. En este reporte la capacidad de CFE incluye a los PIE. Datos del PRODESEN 2022 solo para CFE dan un crecimiento anual de 0.4% en 2018-2021.

[5] Diana Gante, “Se nubla parque solar de AMLO”. Observadores consideran que el proyecto presenta problemas técnicos y de rentabilidad. Periódico Reforma 20 de noviembre de 2022.

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