Por: Kathya Santoyo
En abril de 2023, GE marcó un hito histórico al completar el spin-off más importante de su trayectoria: la creación de GE Vernova, una empresa dedicada a ofrecer soluciones energéticas con un fuerte enfoque en la sostenibilidad. Según Ivette Castillo, General Manager de Grid Systems Integration en el negocio de Grid Solutions de GE Vernova para Latinoamérica, este movimiento representa una apuesta estratégica hacia la especialización en el sector.
“Separar Energía de sectores como Aviación o Healthcare ha permitido focalizar inversiones en I+D y talento. Con su independencia, GE Vernova no compite por recursos internos, sino que enfoca todos sus recursos en su misión: descarbonizar, electrificar e interconectar”, explica en entrevista para Global Energy.
La empresa se estructura en cuatro segmentos principales: generación convencional y renovable; eólico, electrificación, y aceleradores dinámicos. Para Ivette Castillo, el segmento de electrificación, que incluye soluciones de alta y media tensión, sistemas de compensación, almacenamiento y automatización y control, tiene un rol inexorable en el camino hacia la transición energética.
“Sin redes robustas, ni las renovables ni la industria pueden avanzar. La electrificación no solo implica generar energía, sino también transportarla y conectarla de manera eficiente. Es ahí donde radica nuestro potencial”, señala.
Castillo destaca que, aunque la generación convencional —que comprende turbinas de gas, hidroeléctricas y nuclear— seguirá siendo una gran apuesta, el enfoque principal está en cómo integrar estas fuentes convencionales con las fuentes renovables variables a la misma red.
“GE Vernova tiene una larga trayectoria en generación convencional, y ésta seguirá siendo fundamental para garantizar la inercia y la estabilidad de las redes. Sin embargo, el verdadero desafío radica en la interconexión. No importa si la energía proviene de renovables o de fuentes convencionales: lo crucial es cómo se transporta y llega al punto de consumo”, detalla Castillo.

El enfoque en la interconexión es especialmente relevante en un contexto global y geopolítico donde la seguridad energética y la descarbonización son prioritarias.
“En Europa, por ejemplo, se están conectando proyectos eólicos offshore en largas distancias a través de tecnologías como HVDC (High Voltage Direct Current) para garantizar el transporte eficiente y la estabilidad de la red. Esto es un reflejo de cómo la tecnología evoluciona para satisfacer las necesidades actuales”, agrega.
Agilidad en la inversión y la ejecución
En el caso de México, subraya que, para aprovechar oportunidades como el nearshoring, es fundamental garantizar primero servicios básicos como electricidad, agua y fuerza laboral capacitada.
“Las inversiones no llegarán si no hay infraestructura lista para recibirlas. No se puede esperar a que las empresas se instalen para resolver estas necesidades básicas”.
Al respecto, llamó a considerar que proyectos como la construcción de líneas de corriente directa o subestaciones tardan años en completarse.
“Si queremos atraer inversiones, debemos ser ágiles en la toma de decisiones y en la ejecución de proyectos, considerando que las cadenas de suministro globales están congestionadas y los tiempos de entrega se han alargado. Lo que antes tomaba 12 o 14 meses, ahora puede llevar hasta 20, dependiendo de la complejidad del proyecto, por lo que no se puede resolver de la noche a la mañana”, advierte.
Ejemplificó con el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2025 – 2030 presentado el pasado enero por el gobierno mexicano, el cual incluye ambiciosos objetivos de inversión en infraestructura eléctrica.

“El plan es positivo, pero el reto no está en identificar la necesidad, sino en la velocidad de implementación, cumpliendo la normativa y especificación mexicana. Necesitamos eficiencia y tecnología para construir proyectos que pueden tardar hasta diez años desde su definición hasta su energización”.
La importancia de las redes inteligentes
Parte de la solución es implementar sistemas de compensación, como los STATCOMS, que ayudan a estabilizar las redes eléctricas ante la creciente penetración de energías renovables y la creciente demanda de grandes consumidores energéticos industriales.
“Estas soluciones son esenciales para manejar el ‘ruido’ que generan las fuentes variables como la solar y la eólica”, resalta
La experta enfatiza que la transición energética no solo requiere infraestructura física, sino también tecnología avanzada.
“Las redes inteligentes son fundamentales para gestionar la complejidad de los sistemas modernos. Ya no basta con transformadores y subestaciones tradicionales; necesitamos sistemas que tomen decisiones en tiempo real”, afirma.
Las soluciones combinan hardware avanzado, como sistemas de compensación, con software de control y automatización. La tecnología permite compensar fluctuaciones, incrementar la capacidad de los activos instalados, solventar cuellos de botella en la red, etc., y garantizar la confiabilidad del suministro. Esto es especialmente crítico en industrias como los data centers, que demandan energía constante y de alta calidad.
“Hablamos de tecnologías complejas que transforman el flujo de la energía ‘sucia’, es decir, con ruido o fluctuaciones, en energía confiable y limpia en términos de estabilidad. Ese es el cambio que estamos impulsando: sistemas que garantizan calidad y confiabilidad en el suministro”.
El desafío de alimentar la revolución digital
Uno de los temas más destacados en la actualidad es el impacto del crecimiento exponencial de la inteligencia artificial (IA), el cloud, y los data centers.

“Hace diez años nadie proyectaba que iba a surgir una industria que consumiría tanta energía. Hoy, un solo data center puede requerir el equivalente a una planta nuclear en términos de suministro. Estos centros requieren energía las 24 horas, con una confiabilidad 100%”, subraya Castillo.
Para 2030, México necesitará entre 1.5 y 2 GW adicionales de capacidad instalada para abastecer la creciente demanda de data centers.
“Es una oportunidad enorme, pero también un reto técnico y logístico. Estas infraestructuras dependen de un suministro estable, lo que exige inversiones en tecnología y redes eléctricas”.
Actualmente, el 90% de los data centers están en Estados Unidos, lo que abre la puerta para atraer este tipo de infraestructura a México, permitiendo a las grandes empresas diversificar riesgos y acercar sus centros de datos a los usuarios.
“Las empresas del sector necesitan generación distribuida, conexión a la red y sistemas de respaldo que garanticen un suministro continuo. Dado el tamaño de la población y el crecimiento del consumo de datos, esta industria no es una tendencia pasajera, sino un sector con un futuro sólido y de largo plazo”.
Para finalizar, Ivette Castillo reconoce que los riesgos siempre van de la mano con las oportunidades, y en el contexto actual, en lugar de centrarse en lo negativo, es posible identificar cómo cada desafío puede abrir nuevas posibilidades.
“Si en EE.UU. se restringe cierto tipo de energía, México podría atraer estas inversiones. Si las tarifas cambian, se podría impulsar la producción y tecnificación local. Incluso la falta de energía es una señal de que habrá inversión, ya sea del sector privado o del gobierno. En vez de enfocarse en las dificultades, el verdadero valor está en visualizar cómo cada reto puede convertirse en una oportunidad de crecimiento”, concluye.
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